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Irán lleva a cabo en público la segunda ejecución de un manifestante

Irán llevó a cabo la ejecución de otro detenido por las protestas contra el régimen teocrático, con un ahorcamiento en público con el que extender el miedo para frenar las manifestaciones, y que organizaciones de derechos humanos temen que sea el comienzo de ejecuciones masivas a docenas de condenados.

Un mensaje en un teléfono móvil sobre la ejecución de Majidreza Rahnavard. (AFP)

Irán ahorcó en público ayer a Majidreza Rahnavard, de 23 años, el segundo ejecutado por una condena vinculada a las protestas que sacuden el país hace tres meses. Rahnavard fue acusado de haber matado a puñaladas a dos miembros de las fuerzas de seguridad y herido a cuatro personas.

Mizan, la agencia de la autoridad judicial, publicó en internet imágenes de la ejecución, aparentemente antes del amanecer, que muestran a un hombre con las manos atadas a la espalda y una bolsa en la cabeza, colgando de una cuerda atada a una grúa.

El medio 1500tasvir denunció que su familia no fue informada de la ejecución hasta después del ahorcamiento, y que en la última visita, su madre incluso desconocía que estaba a punto de ser ejecutado.

Los testimonios de quienes conocían a Majidreza Rahnavard lo describen como un joven apasionado por los deportes y amante de la lucha libre, en la que había ganado varios campeonatos.

El pasado 8 de diciembre, Mohsen Shekari, también de 23 años, fue ejecutado pero no en público como en esta ocasión en la que la teocracia chií emula a los talibanes suníes o al régimen wahabita saudí en el uso de la pena de muerte como propaganda del miedo.

Ejecuciones masivas

La justicia iraní afirma haber condenado a muerte a un total de 11 personas en relación con las protestas. Defensores de los derechos humanos temen que una docena de personas corren el riesgo de ser condenados a muerte. Iran Human Rights, con sede en Oslo, advirtió del peligro de ejecuciones «masivas» si no se toman medidas serias y si no se lleva a cabo una acción urgente contra el régimen de Teherán.

Según esta organización, la sentencia a Rahnavard se basó en confesiones forzadas después de un proceso injusto y un juicio que calificó de «espectáculo» y supone «una escalada significativa en el nivel de violencia contra los manifestantes».

La ONG advirtió además de que hay miles de detenidos y que docenas de presos han recibido cargos que podrían llevarlos a la horca. «Sin debido proceso. Juicios falsos. Así es como quieren detener las protestas en todo el país», señaló Omid Memarian, analista de Irán en Democracy for the Arab World Now (DAWN).

Tras divulgarse la ejecución, activistas iraníes llamaron a echarse a las calles de nuevo para extender la protesta. Uno de los grupos llamó a caminar en silencio hoy para denunciar las ejecuciones.

Las protestas por la muerte de Mahsa Amini, arrestada por la Policía por violar el código de vestimenta del régimen, son las mayores vividas desde el inicio de la República Islámica por su duración, alcance territorial y contenido de las reivindicaciones.

En ellas al menos 458 personas han muerto y 14.000 han sido detenidas.