DEC. 15 2022 KOLABORAZIOA El Perú, un nuevo golpe de estado blando en America Latina Jose MIRANDA Militante internacionalista Leo en diferentes medios de prensa noticias y artículos de opinión que dicen que en el Perú ha triunfado la democracia frente a un presidente golpista, un tal Pedro Castillo. Se olvidan de que Pedro Castillo es un presidente elegido en elecciones libres por el pueblo peruano. Que se encontró con un Congreso dominado por la derecha peruana y una casta dominante que desde la independencia en 1820 ha dominado el Gobierno en su beneficio, igual que ha ocurrido en otros países de América. Sin embargo, leo en otros periódicos, sobre todo latinoamericanos, que en realidad se trata de un golpe de los denominados blandos, fraguado por los poderes derechistas del Perú contra su presidente, Pedro Castillo, igual que pasó en Bolivia contra Evo Morales, en Brasil contra Dilma Rousseff, en Honduras contra Zelaya, en Paraguay contra Lugo, etc. Tal vez el siguiente sea Colombia. Poderes derechistas, fujimoristas, empresarios, militares, jueces, etc., que durante año y medio han impedido al presidente elegido por las clases populares implementar sus promesas electorales para mejorar la situación de los desfavorecidos del Perú: indígenas, trabajadores precarios, campesinos sin tierras, mestizos, etc. En fin, gentes sin futuro. Más de 50 leyes a favor de los pobres han sido paralizadas por los congresistas del partido de Fujimori y otros derechistas que tienen la mayoría. Tal vez los articulistas de prensa no se han enterado de que, durante año y medio, el Congreso derechista del Perú ha impedido la acción de Gobierno de Castillo, censurando ministros y gobiernos propuestos por el presidente electo. La derecha peruana, que durante 200 años de independencia del Perú ha dominado el Gobierno y el Congreso, no podía consentir que un «maestro campesino, medio indígena» gobernase Perú promoviendo leyes a favor de los pobres y desgraciados. Tampoco han prosperado las propuestas del presidente electo de convocar elecciones constituyentes para reformar la constitución de 1993, del dictador Fujimori, que no fue refrendada por el pueblo peruano. La mayoría del Congreso tiene en trámite 57 enmiendas a la Constitución para restringir poderes al presidente sin hacer un referéndum popular. Por tres veces, la derecha del Congreso, llena de corruptos, ha pretendido destituir por «corrupto y comunista» a una persona que ha dedicado toda su vida a la enseñanza y al sindicalismo de clase. En los últimos dos meses han impedido la formación de Gobierno, denegando la aprobación a gobiernos propuestos con Castillo. Finalmente, ese Congreso derechista ha rechazado por dos veces la designación de Gobierno que ha hecho el presidente, lo que, según la Constitución, provoca la disolución del Congreso y la convocatoria de elecciones libres y democráticas. Y el presidente ha ejecutado lo que manda la Constitución, ha disuelto el Congreso y ha convocado elecciones generales. ¿Hay algo más democrático que la convocatoria de elecciones? ¿No ha prometido la presidenta en funciones la convocatoria de elecciones? ¿Alguien piensa que cuando el presidente Matarella convoca elecciones al Parlamento italiano está dando un golpe de estado? ¿Y si las convoca el presidente del Perú si es un golpe de estado? Un golpe a la democracia, según algunos articulistas, que se felicitan porque encarcelando a Castillo, un presidente electo, se restablece la democracia. Extraña forma de ser demócratas encarcelando a un presidente electo. ¿Tal vez fue demócrata Pinochet dando el golpe contra Allende, presidente electo en Chile? El pueblo peruano, que, desde el encarcelamiento de Castillo, se manifiesta contra el abuso del Congreso, los jueces y los militares y en defensa de la democracia en Perú, no parece pensar como los opinadores occidentales defensores del golpe blando. Las gentes que se juegan la vida por el respeto al voto popular, tampoco. Y los manifestantes muertos que deja la Policía sobre las calles tampoco opinan lo mismo. ¿Qué gobierno democrático necesita matar al pueblo para ser respetado? Espero que los pueblos del mundo tampoco piensen lo mismo que los opinadores oportunistas y se esfuercen porque la verdadera democracia, es decir, «el respeto al voto del pueblo» vuelva al Perú restituyendo a Pedro Castillo como presidente, igual que hace dos años volvió a Bolivia tras el golpe contra Evo Morales, y hace unos meses a Honduras donde ha vuelto a vencer el partido de Zelaya. Y que los verdaderos golpistas peruanos acaben en la cárcel. Al pueblo lo que es del pueblo. Hiru aldiz, Kongresuko eskuinak bere bizitza osoa irakaskuntzan eta klase sindikalismoan eman duen pertsona bat «ustel eta komunistagatik» kargutik kendu nahi izan du