Su Navarra ya no suma
La ruptura de la coalición Navarra Suma únicamente responde a agarrarse a la única esperanza de que el PSN vuelva a picar, volver a la teoría del quesito de Miguel Sanz y los años felices del corralito foral. La esperanza de que, soltando lastre, en este caso PP y C’s, el PSN sea capaz de pactar hasta con ellos. La esperanza de acomodarse en los intereses de Madrid para intentar hacerse con Navarra.
Una coalición, exclusiva de Navarra, que escenificó la unión de las derechas frente al camino emprendido por el gobierno del cambio dejándoles fuera del tablero. Pese a esta apuesta, los números no fueron los suficientes para cumplir sus objetivos, los de volver a gobernar Navarra. Pese a este fracaso, gracias al apoyo o facilitación del PSN, recuperaron varias alcaldías significativas. Para la derecha, el sueño parecía no haber terminado.
Se conforma un nuevo gobierno de Navarra, en minoría, presidido por María Chivite. Esta minoría, le obliga a negociar cada paso que pretenda dar. Hemos visto los resultados, cuatro presupuestos consecutivos, ocho si nos retrotraemos a los del gobierno del cambio, en los que UPN ni sus exsocios de coalición, han podido aportar nada. Irrelevancia política dos legislaturas consecutivas.
Peso a esto, el señor Esparza afirma que «somos conscientes de que con esta decisión vamos a recibir más apoyos», apelando a los barones socialistas a que se vengan con él, y como única opción para que EH Bildu deje de tomar decisiones en Navarra y ser la llave de los proyectos importantes para esta tierra. Una pataleta del señor Esparza, un paso más para las que queremos construir una Navarra más justa y más soberana.
Mientras algunos siguen en sus sueños húmedos del «agostazo», una decisión que se tomó allá, en Madrid, para que aquí, en Navarra, simplemente se cumpliera dando la espalda a la realidad social, en su beneficio propio, obviamente. Toma para ti España, que ya me quedo yo con Navarra. Mientras algunos siguen esperanzados en retrotraernos a 2008, a la teoría del quesito, al corralito foral, al amigueo y al cemento, otras seguiremos caminando con ambición hacia una Navarra hecha por y para las mayorías sociales.
Veremos qué sucede de aquí a las próximas elecciones municipales y forales de mayo con otras piezas del tablero que asoman todavía más a la derecha. Veremos cómo van esos juegos de agarrarse a la última esperanza de volver atrás. Veremos en qué lugar quedan proyectos políticos obsesionados con la exclusión frente a proyectos que caminan hacia una Navarra más soberana donde la justicia social sea el pilar fundamental.