Después de haber cruzado miles de kilómetros y haber sorteado el peligro de los carteles, soportado hambre y atravesado algunos la hostil selva del Darién, miles de migrantes se enfrentan a la disyuntiva de esperar en México o arriesgarse a cruzar de manera irregular, mientras en Washington los tribunales deciden si se mantiene o no el Título 42, la norma sanitaria que permite la expulsión inmediata de migrantes y que tenía que haber finalizado ayer si el Tribunal Supremo no hubiera suspendido la víspera su derogación.

Con la norma, entregarse a la Patrulla Fronteriza deja de ser una opción inmediata para muchos migrantes que son expulsados como parte de acuerdos entre los Gobiernos mexicano y estadounidense.

El Título 42, que entró en vigor en marzo de 2020 durante el mandato de Donald Trump con la excusa de la pandemia, evita que las personas de países como Venezuela o del llamado Triángulo Norte puedan solicitar asilo en EEUU.

El mismo lunes por la noche, las autoridades de Texas bloquearon la entrada de migrantes desplegando un operativo de la Guardia Nacional a orillas del río Grande, en la frontera de El Paso.

Docenas de vehículos militares y agentes de la Policía estatal de Texas patrullaban a lo largo de la valla fronteriza y colocaron alambre de concertinas a su alrededor en un intento de bloquear el paso de entrada y diciendo a los migrantes que se dirigieran a las entradas oficiales.

Varios grupos de hombres, mujeres y niños que habían logrado atravesar el río fueron retenidos por las alambradas y miembros de la Guardia.

Durante las últimas semanas, a medida que aumentaba la expectación sobre el fin del Título 42, miles de personas han cruzado la frontera atravesando el río.

La Casa Blanca presentó ayer un recurso ante el Supremo pidiéndole que rechace el intento republicano de postergar el fin de la política fronteriza de la era Trump.