Paloma ALMOGUERA
SINGAPUR

La resistencia se hace fuerte en Myanmar frente a un Ejército en «crisis»

Las fuerzas rebeldes, en gran parte jóvenes que se sumaron a la lucha armada tras el golpe de Estado del 1 de febrero de 2021 en Myanmar, se han hecho fuertes en algunas zonas ante un Ejército aún superior técnicamente, pero con déficit de personal y la moral maltrecha.

Imagen de la reunión celebrada el miércoles por el Consejo de Seguridad de la ONU.
Imagen de la reunión celebrada el miércoles por el Consejo de Seguridad de la ONU. (Ed JONES | AFP)

Poco o nada hacia presagiar al Ejército de Myanmar cuando tomó el poder que, casi dos años después, no solo no se habría hecho con el control del país -informes apuntan a que solo domina la cuarta parte-, sino que estaría perdiendo terreno en zonas clave.

Las principales responsables de que el Tatmadaw (Ejército) esté teniendo dificultades son las Fuerzas para la Defensa del Pueblo (PDF), formadas tras el golpe de Estado de 2021 bajo el amparo del Gobierno de Unidad Nacional (NUG), en la semiclandestinidad.

El brazo armado del NUG ha ganado posiciones en el centro del país, «el actual epicentro de la violencia», según fuentes desde el terreno.

La insurgencia se habría hecho fuerte allí porque, si bien el Ejército lleva décadas combatiendo a guerrillas étnicas en la periferia (EAO), el centro es zona bamar (etnia mayoritaria de Myanmar y entre los militares) sin presencia del Tatmadaw. «Ahora el Ejército no solo tiene que luchar contra las minorías, sino contra todo un país», dicen a Efe estas fuentes.

Las dificultades son mayores donde las PDF están apoyadas por las EAO, mejor equipadas. Las propias PDF, formadas en gran parte por miles de jóvenes sin experiencia militar, han aumentado su pericia bélica y mejorado su armamento desde el golpe, aunque siguen mal equipadas y lamentan la falta de ayuda internacional. «Varios millones de dólares o unos pocos contenedores con armas bastarían para acabar con el régimen», añaden.

Mientras los rebeldes carecen de equipamiento y fondos, pero no de efectivos o entrega, al Tatmadaw no le faltan armas -que recibe de Rusia y China, sobre todo-, pero sí moral y personal, ya que no encuentra reclutas para sustituir sus bajas y tener que luchar contra miembros de su etnia le ha hecho perder gran parte de su razón de ser -combatir a las minorías-, minando la moral de las tropas.

Los expertos prevén un conflicto largo que solo podría alterar su curso con una gran dimisión en las filas del Tatmadaw o una mayor organización y profesionalización de las PDF.

Mientras, el régimen, incapaz de hacerse con el control por la vía militar, prepara unas posibles elecciones en agosto de 2023 para legitimar su mando. Podría buscar armisticios con las guerrillas étnicas e incluso acercarse a la Liga Nacional para la Democracia (NLG) de Aung San Suu Kyi para debilitar al NUG y a las PDF, pues la Liga se ha distanciado de la resistencia por, entre otras cosas, sus diferencias sobre la lucha armada. Una apuesta que no garantiza que los rebeldes claudiquen frente a un Ejército al que ya han tomado la medida.

Primera resolución del Consejo de Seguridad

Con la abstención de China, Rusia e India, el Consejo de Seguridad de la ONU aprobó por primera vez el miércoles una resolución que pide el fin inmediato de «todas las formas de violencia» en Myanmar y la «contención y desescalada de las tensiones» e insta a la junta militar a liberar a todos los presos políticos, incluida la antigua líder de facto del país Aung San Suu Kyi y el expresidente Win Myint, detenidos tras el golpe de Estado del 1 de febrero de 2021. El texto, impulsado por Gran Bretaña, antigua potencia colonial, salió adelante con 12 votos a favor y 3 abstenciones. Aunque el Consejo de Seguridad había adoptado varias declaraciones de menor peso sobre Myanmar desde el golpe de Estado, esta es la primera resolución que aprueba. Y lo hizo tras largas negociaciones para encontrar un lenguaje aceptable para todos los miembros del Consejo y, sobre todo, evitar un posible veto de China o Rusia, las potencias más próximas a la Junta militar birmana. Así, evita condenar el golpe de Estado o exigir expresamente a los militares un proceso de transición. Lo que sí hace es apoyar las gestiones de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN).GARA