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AZKEN PUNTUA

Yoyas


Asegura Putin que su ejército actúa para proteger sus intereses nacionales y que frente a un Occidente que quiere «dividir», su objetivo es otro: «la unión del pueblo ruso». Afortunadamente, el Reino de España posee un estadista de talla universal, un líder sin par que ni es hijo de zar ni falta que le hace, y que le ha dicho a Putin, a escasos 4.000 kilómetros de distancia, o sea casi a la cara, que se ande al loro, que «el compromiso español con la integridad de los estados es irrenunciable» y que la unión de la que habla el presidente ruso es malísima, no como la que él mismo propone, que es buenísima, porque España debe seguir siendo una e indivisible, imperturbable frente a los separatistas, abonada a un curioso tipo de concordia que, en lugar de ser compartida, viene armada e impuesta desde que en el 78 se decidiera prorrogar los precedentes prósperos 40 años de paz a través de la Constitución. Hay que salvaguardar la unidad, aunque sea forzosa. No la rusa ruletera, sino la española garrotil. Y como a alguien se le ocurra pedir el divorcio, se gana dos yoyas, que como tiene a todos los tribunales comprados a esta democracia no le hace falta darse a la fuga, que para eso ya está el emérito, padre del jefe de todos los ejércitos y rey escapista de la convivencia por la gracia del caudillo y del indivisible pueblo español.