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Cría cuervos a lomos de un elefante


Independientemente de que se resuelva o no la caótica votación de Kevin McCarthy como speaker republicano de la Cámara de Representantes, el daño está hecho y el escaso prestigio que le podía quedar al histórico Old Party, con el elefante como símbolo, es ya historia.

Su pírrica victoria en las elecciones de medio mandato del pasado mes de noviembre -su ajustada mayoría en la Cámara Baja ha quedado en evidencia estos días y no logró arrebatar a los demócratas el control del Senado- ha agrandado la brecha entre el establishment del partido y los sectores trumpistas, que se acusan mutuamente del fiasco electoral.

Pero la historia viene de lejos y la incapacidad de los legisladores republicanos de hacer valer su mayoría y elegir al número tres en el escalafón del poder en EEUU -tras la presidencia y la vicepresidencia-presidencia del Senado-, no es sino el, por ahora, último capítulo de una deriva.

Una deriva que se atisbaba ya en la era (George W) Bush, que se hizo carne entrados los 2000 con la irrupción del Tea Party y que, pensábamos hasta ahora, tuvo su colofón con la llegada al poder del arribista Trump.

Pero resulta que los que se reclaman sus herederos políticos han llegado a desoir al magnate, que les pidió públicamente que levantaran el bloqueo y votaran a McCarthy. Sobre todo después de las concesiones de este último a las veleidades conspiranoico-golpistas de ese magma ultra y sionista-cristiano que marca el paso de los viejos republicanos en la descarnada guerra cultural que están perpetrando en EEUU.

Ya se sabe. Cría cuervos y te sacarán los ojos... aunque lo hagas a lomos de un elefante. Que agoniza.