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CRÍTICA «EL PEOR VECINO DEL MUNDO»

Un actor llamado Tom Hanks


Aunque la película sueca “Un hombre llamado Ove” (2015), basada en la novela homónima de Fredrik Backman, fue premiada en su país y en los premios EFA del cine europeo, hemos olvidado el nombre del actor que intepretaba al viejo gruñón que supera sus conflictos vecinales, y que se llama Rolf Lassgard. La diferencia con su remake anglosajón es la de que siempre recordaremos que se trata de una película protagonizada por Tom Hanks. No cabe duda de que la versión está hecha a su medida, pero es que además hay una americanización del personaje, rebautizado como Otto. Ahora está mucho más cerca del Clint Eastwood que se dirigió a sí mismo en “Gran Torino” (2008), y hasta los diálogos parecen hacerle un guiño, cada vez que Otto riñe con su amigo afroamericano Reuben (Peter Lawson Jones), porque prefiere los coches Ford o extranjeros al Chevy de un Otto que se mantendrá fiel a la marca durante toda su vida, porque es un apasionado de la ingeniería automovilística y de todo lo que tenga que ver con el mundo del motor.

Es un detalle importante en el nuevo guion escrito por David Magee, toda vez que Otto es un ser retraido que presta más atención a esas máquinas que a la relación con las personas, salvo la que le unía a su amada Sonya (Rachel Keller), cuya pérdida le sumirá en un estado depresivo. Menos mal que en la zona residencial de Pittsburgh en la que habita tiene como nueva vecina a Marisol (Mariana Treviño), una alegre y embarazada inmigrante que le hará mucho bien.

La verdad es que toda la comunidad son un amor, y tanto la abnegada Anita (Juanita Jennings) como el inocente Jimmy (Cameron Britton) le perdonan su constante mal humor, para unirse finalmente a él y luchar juntos contra el grupo inmobiliario que les quiere desalojar.