Perú vuelve a ser escenario de protestas y bloqueos de carreteras para exigir la renuncia de la presidenta, Dina Boluarte, el cierre del Congreso, el adelanto de las elecciones generales a 2023 y la convocatoria de una asamblea constituyente tras una tregua navideña y sin que hasta última hora de ayer se registraran graves enfrentamientos entre manifestantes y fuerzas de seguridad. Desde el miércoles permanecen bloqueadas una treintena de carreteras, entre ellas la Panamericana Sur, la más importante del país, en una zona de la región de Ica, al sur de Lima.

Medios locales detallaron que los manifestantes colocaron piedras, palos y neumáticos para impedir el paso de vehículos por esa autopista, que recorre todo el país y une Lima con las regiones sureñas de Ica, Arequipa, Cuzco y Tacna, donde se producen las principales protestas.

La mayoría de bloqueos se mantenían ayer en la sureña Puno (fronteriza con Bolivia), aunque también se incrementaron en localidades de la región de Cuzco y se reportaron otros en la selvática Madre de Dios, la sureña Apurímac y las centrales Junín y Huánuco.

En Lima, cientos de personas se concentraron en plazas del centro histórico e intentaron marchar hacia el Congreso, pero la Policía desplegó a numerosos efectivos para evitar que llegaran al Palacio Legislativo y los hizo retroceder con gases lacrimógenos.

En ciudades como Huancayo, Piura y Ayacucho, los manifestantes salieron a las calles con ataúdes de cartón y letreros que piden la renuncia de Boluarte por la represión de las marchas de diciembre, en las que murieron 28 personas.