Mikel INSAUSTI
CRÍTICA «M3GAN»

Modelo 3 de Generación Androide

La ciencia-ficción y el cine de terror no siempre son fáciles de casar, pero en “M3gan” (2022) están perfectamente ensamblados, gracias a que la crítica social es utilizada como nexo común entre ambos géneros, habitualmente abiertos a ese tipo de dinámicas futuristas que nos hacen pensar en el destino de la humanidad de una manera inquietante e incluso aterradora. Ya hemos dicho en muchas ocasiones que el talento creativo de James Wan hace mejores las producciones de Jason Blum, un productor más preocupado por sacar el máximo rendimiento a sus por lo general mínimas inversiones, aunque esta vez se ha estirado y la película en el aspecto técnico resulta impresionante, por la verosimilitud del modelo de muñeca robótica, junto con el resto de prototipos que se muestran en el laboratorio I+D de la empresa de juguetes en la que investiga y desarrolla sus proyectos la ingeniera protagonista.

En su concepción anticipativa la película encargada al neozelandés Gerard Johnstone debe mucho al maestro Spielberg y la adaptación que hizo del original de Brian Aldiss en “A.I. Inteligencia Artificial” (2001), si bien amplía el campo de experimentación sobre las consecuencias de la relación de la gente menor de edad con las nuevas tecnologías, burlándose de eso que llaman “control parental”. Coloca a la niña protagonista en el peor de los escenarios, tras la pérdida de sus padres en un accidente, lo que obliga a su tía inventora a hacerse cargo de su custodia. Se siente incapaz de cuidar de una cría, y deja que M3gan se ocupe de su “protección”.

No hace falta subrayar que se trata de un modelo en fase de prueba, y que los posibles fallos en su programación afectarán a la pequeña humana para la cual empieza siendo una compañía terapéutica, hasta acabar convertida en mucho más que eso, una vez ya fuera de control.