EDITORIALA

La sanidad exige cambios, pero en dirección opuesta

La sanidad navarra se prepara para vivir el 1 de febrero una huelga que puede avivar una crisis de dimensiones preocupantes y con trazas de ser estructural. Con listas de espera inéditas y una plantilla al límite, está claro que hacen falta cambios de calado en el sistema sanitario del herrialde, lo que ocurre es que no son estos los que han motivado la convocatoria del Sindicato Médico de Navarra (SMN), una movilización donde no prima la visión del colectivo sino el interés particular, y en la que sobresale una demanda: eliminar la exclusividad manteniendo un complemento ligado, precisamente, a ese carácter exclusivo de su desempeño profesional.

Este no es, claro, el único punto sobre la mesa, pero sí es el más controvertido y, pese a ello, el que más fácil tiene salir adelante. Con unos comicios en el horizonte, María Chivite parece dispuesta a ceder ante un colectivo que ya sabe lo que es torcer el brazo del Ejecutivo. Sucede, sin embargo, que solo desde una óptica puramente electoral se pueden asumir los argumentos de los convocantes. Porque no se trata de que cualquiera, también un médico, pueda hacer lo que quiera en su tiempo libre, sino del claro conflicto de intereses que se abre cuando un sanitario puede atender a un paciente dentro de su cupo en el sistema público o puede hacerlo en el privado cobrándole por ello. Es legítimo, y razonable, que un sector sobrecargado de trabajo y responsabilidad busque una mejora salarial, pero no es aceptable que se trate hacer pasar ese objetivo por una búsqueda de eficiencia, y es inaceptable que para ello se lesione el interés común. Y eso es lo que ocurre cuando el sector privado entra en el ámbito de lo público.

Es llamativo que cuando en otros lugares se está planteando recuperar la exclusividad de los médicos, en Nafarroa se empiece a caminar en la dirección contraria. Y genera consternación, porque por ese camino no se va a mejorar el sistema público de salud. Al contrario, el foco ahora situado en la huelga médica del día 1 puede opacar otras reivindicaciones compartidas por todo el sector sanitario y que hablan de inversiones, ratios, horarios y otras medidas que sí son necesarias para recuperar el pulso de un servicio imprescindible.