Filipinas ha accedido a que Estados Unidos tenga acceso a otras cuatro bases «estratégicas» en el archipiélago asiático, en lo que ambos países presentan como un nuevo salto en la histórica alianza en seguridad y que Washington define como un movimiento clave ante una eventual invasión de Taiwán por parte de China y su expansionismo en el Pacífico.

«Es un acuerdo de suma importancia», se felicitó el secretario de Defensa de EEUU, Lloyd Austin, en Manila, junto a su homólogo filipino, Carlito Galvez. El Pentágono había anunciado el pacto poco antes tras una reunión en el palacio presidencial de Malacañang en Manila entre Austin, de visita en el país desde el martes, y el presidente filipino, Ferdinand Marcos Jr.

El acuerdo, que «completa» el Pacto Mejorado de Cooperación en Defensa (EDCA, por sus siglas en inglés), firmado en 2014 y por el que EEUU ya podía utilizar cinco bases militares del archipiélago, es clave en la pugna entre Pekín y Washington por la influencia en la zona y, en general, por la hegemonía mundial.

El pacto coincide con la reapertura, después de 30 años, de la Embajada estadounidense en las islas Salomón, en plena y creciente rivalidad con China en el Pacífico Sur.

Agravar las rensiones en Asia

China acusa a Estados Unidos de agravar las tensiones en Asia. «La cooperación en materia de Defensa no debería tener como objetivo apuntar a nadie o dañar los intereses de un tercer país. Por puro egoísmo y con una mentalidad de 'suma cero', Estados Unidos sigue impulsando su presencia militar en Asia agravando las tensiones», respondió la portavoz de Exteriores china, Mao Ning, a una pregunta sobre el pacto.

«Hay que poner ya fin a la narrativa de la ‘amenaza China’ y cualquier intento de incitar a la confrontación», insistió Mao, para añadir que «China está comprometida con la defensa de la estabilidad y la paz regional».

Ni Austin ni Galvez quisieron revelar la ubicación de las nuevas bases, aunque Washington busca desde hace tiempo el acceso al norte y al sur del país. En concreto, la parte más septentrional de la isla de Luzon se encuentra a alrededor de 320 kilómetros del sur de Taiwán, ofreciendo el punto más cercano a la isla entre los aliados de Estados Unidos en Asia. La provincia meridional de Palawan ofrece cercanía a las islas Spratly, en el mar de China Meridional, que Filipinas se disputa con China, país que a su vez reclama la casi totalidad de esas aguas, ricas en recursos naturales.

«Esperaremos a anunciar su ubicación hasta que hayamos llevado a cabo todos los protocolos necesarios y consultemos a las autoridades locales involucradas», se escudó el ministro de Defensa filipino, quien prometió que el anuncio se hará «pronto».

Regreso al origen

El acuerdo constata la manifiesta intención del nuevo presidente filipino, Ferdinand Bongbong Marcos, hijo del fallecido dictador homónimo y quien juró el cargo el pasado 30 de junio, de redirigir el enfoque de la política exterior filipina, después de que su predecesor, Rodrigo Duterte, apostara más por la relación con Pekín.

Duterte llegó incluso a congelar temporalmente el acuerdo que, desde 1999, permite a EEUU mantener presencia militar en el archipiélago y que da cobertura legal para que las tropas estadounidenses entren en Filipinas para maniobras conjuntas.

Además, Filipinas y Estados Unidos mantienen otros tratados de mayor calado en materia de seguridad, como el Acuerdo de Defensa Mutua, que data del año 1951. «Nuestra alianza es más fuerte. Estados Unidos siempre estará aquí para nosotros», aseveró Carlito Galvez. «No somos solo aliados. Somos familia», convino Lloyd Austin.

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