Imanol INTZIARTE
DONOSTIA
RUGBY

Bera Bera «no va a admitir» que Donostia Kirola le culpe por el césped del miniestadio

El campo se encuentra impracticable, sobre todo cuando llueve, porque no drena el agua y se enfanga, lo que incrementa el riesgo de lesiones.

Estado en el que se encuentra el césped del miniestadio de Anoeta.
Estado en el que se encuentra el césped del miniestadio de Anoeta. (BERA BERA RT)

El césped del miniestadio, que se emplea principalmente para la práctica del rugby, es uno de los múltiples problemas que sufre la ciudad deportiva de Anoeta, en Donostia, por la falta de mantenimiento. No drena, se encharca y se convierte en un barrizal putrefacto e insalubre. E incrementa el riesgo de lesiones, por su irregularidad. El tema, con altibajos, viene de lejos.

El pasado 26 de enero se reunieron representantes del Ayuntamiento y del Bera Bera, usuario de la instalación, junto a diversos técnicos. Igor Etxeberria, gerente del club, manifestó que según los especialistas en jardinería la solución pasa por levantar y replantar el césped cada cuatro años. «Eso costaría como mínimo 200.000 euros, pero desde el Ayuntamiento nos dicen que no hay dinero para reponerlo». El problema es que no existe alternativa en la ciudad. Para entrenar está Puio, de hierba artificial, pero no está homologado para jugar partidos por un error de diseño que lo hace peligroso.

Leire Landa, directora gerente de Donostia Kirola, puso la pelota en el tejado del club. «No tiene solución por ahora. En su día el responsable de la jardinería le recomendó al Bera Bera que había que hacer uno o dos parones al año, y eso no se ha respetado».

Unas palabras que no han sentado nada bien en el seno del club, que se ha tomado un plazo de casi dos semanas para no responder en caliente. En una nota publicada ayer se subraya que los técnicos asumieron que «el principal problema del estado del campo son los años y las deficiencias que tiene, además de un uso excesivo que ningún campo de hierba natural soportaría».

Se destaca además que el club ha detenido en muchas ocasiones su actividad en el miniestadio, por lluvias intensas o por tareas de mantenimiento, sin que se le ofrezca ninguna alternativa, y se recuerda que en 2020 estuvo sin usar durante 8 meses, debido a la pandemia.

A juicio de Bera Bera, el «gran problema de fondo es que en Donostia no existe una instalación municipal exclusiva de rugby», lo que le lleva a asumir mayores gastos económicos, a entrenar en peores instalaciones y a no poder crecer ni promocionar mejor su deporte. «Lo que no vamos a admitir a estas alturas es que se nos haga responsables de esta situación», sentencia.