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EDITORIALA

Un proyecto tóxico que sigue envenenando todo


El grupo de investigación interdisciplinar Ekopol, reconocido por el Gobierno de Gasteiz y la UPV-EHU, y colaborador de BC3 e Ikerbasque, ha presentado un informe en el que demuestra que la incineradora de Zubieta ha funcionado durante los años 2020 y 2021 sin cumplir la ley. Conviene subrayar que el estudio se ha realizado con datos oficiales que obran en poder de la Viceconsejería de Sostenibilidad Ambiental de Lakua, conocedora, por tanto, de las anomalías, irregularidades e ilegalidades recogidas en el documento. De hecho, los investigadores han logrado parte de la información con intervención judicial ante al resistencia de la Administración a proporcionar determinados datos.

Las conclusiones son estremecedoras: en dos años la incineradora ha superado nada menos que 2.033 veces el límite de emisiones, más de 2,5 veces cada día; y en algunos casos la superación de los límites se mantuvo varios días seguidos. Y eso ha ocurrido, entre otras razones, porque la incineradora carece de sistema automático de parada de alimentación de residuos, exigida por la Viceconsejería pero que GHK no ha instalado. También carece de un sistema de bloqueo cuando las emisiones se prolongan en el tiempo. Paradójicamente, las paradas no programadas son habituales, suman 240 en dos años, una por semana en cada línea, cuando lo recomendable es que sean un máximo de tres por línea y año. Tantas paradas revelan que, o bien el proyecto es defectuoso, o bien la gestión es deficiente. El encendido y apagado son las fases de funcionamiento con mayores emisiones, lo que contribuye especialmente a aumentar la contaminación atmosférica.

La gestión de la incineradora está bajo investigación judicial, pero no consta ninguna actuación desde la Consejería de Desarrollo Económico, Sostenibilidad y Medio Ambiente que dirige Arantxa Tapia. Una situación inconcebible para un proyecto que hubiera estado fuera del perímetro de Lakua. El PNV impuso esta incineradora por encima de la voluntad popular y de toda racionalidad. El resultado ha sido un proyecto tóxico que está envenenando todo a su alrededor, a la ciudadanía, al medio ambiente y cada vez más a sus promotores.