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La «diplomacia de seísmos» lima la histórica rivalidad entre Turquía y Armenia

Con la ayuda humanitaria como aval, el jefe de la diplomacia armenia visitó Ankara. Su homólogo de Turquía, que acaba de abrir un paso fronterizo, anunció más desbloqueos en la frontera, cerrada desde 1993, entre ambos países, ancestrales enemigos.

Ararat Mirzoyan y Mevlut Cavusoglu se saludan tras la rueda de prensa conjunta en Ankara. (Adem ALTAN | AFP)

Los Gobiernos de Turquía y Armenia mostraron ayer su voluntad de acelerar el proceso de normalización de las relaciones, en el marco de una histórica visita a Ankara del ministro de Exteriores armenio, Ararat Mirzoian, después de que Ereván anunciara la entrega de ayuda a los damnificados por los terremotos de la semana pasada. «Armenia ha tendido una mano amiga a nuestro pueblo en estos días difíciles», saludó el jefe de la diplomacia turca, Mevlut Cavusoglu, junto a su homólogo armenio, Ararat Mirzoian.

Turquía y Armenia encaran desde hace meses un proceso para normalizar sus relaciones, gravemente dañadas por el apoyo turco a Azerbaiyán en el conflicto en torno al enclave de Nagorno Karabaj, de mayoría armenia, y por la negativa de Ankara a reconocer el genocidio armenio cometido por el antiguo Imperio otomano entre 1915 y 1923 (hasta 1,5 millones de muertos).

Ereván ha enviado a Turquía ayuda humanitaria y personal de rescate, que sacaron vivas a una niña y a una mujer en Adiyaman. Lo ha hecho a través deel puente de Margara, un paso fronterizo reabierto tras 35 años. En 1993, Turquía cerró unilateralmente la frontera de 330 kilómetros con Armenia en solidaridad con Azerbaiyán, país derrotado entonces en la guerra por el control de Nagorno Karabaj.

En diciembre de 2021, un año después de que Bakú ganara con ayuda turca la segunda guerra contra Ereván, Ankara anunció los primeros pasos para normalizar las relaciones con Armenia, como designar representantes oficiales y restablecer vuelos directos, pero Armenia acusa a Azerbaiyán de mantener bloqueado el enclave de Nagorno Karabaj.

Cavusoglu aseguró ayer que ambos países están de acuerdo en acelerar la reapertura de carreteras y pasos fronterizos. Expertos evocan una «diplomacia de seísmos», el apoyo a un país vecino asolado por la tragedia por encima de las tensiones bilaterales. Turquía hizo lo mismo con Armenia en el terremoto que castigó a Ereván en 1988.

Un epicentro de 300 km explica la mortal fuerza de los seísmos

La destrucción causada por los terremotos en Turquía, Siria y Kurdistán, se explica en parte por una particularidad geológica: no tuvo un epicentro preciso, sino que se expandió por una falla de 300 kilómetros aunque también influyen la morfología del suelo y la calidad de las construcciones. «El epicentro estuvo cerca de Gaziantep, pero no piense en un punto central, piense en una línea de 300 km de largo, con una punta que termina en Hatay, en la costa mediterránea, y con otra prolongándose hasta Malatya, en Anatolia oriental», describe a Efe Ali Pinar, vicedirector del Observatorio Sismográfico de Kandilli. Por eso la ciudad con el mayor nivel de destrucción es Antioquía, capital de Hatay, a 175 kilómetros al suroeste del epicentro. Ni Gaziantep, que dista 40 kilómetros de Pazarcik, ni Kahramanmaras, a 33 kilómetros, presentan una imagen de tanta destrucción como Antioquía.GARA