Koldo LANDALUZE
DONOSTIA
CRÍTICA: «ANT MAN Y LA AVISPA: QUANTUMANÍA»

Esa caja de Pandora llamada multiverso

La tercera entrega de las andanzas de Ant Man revela las carencias habituales en este tipo de intentos por perseverar en una fórmula y en un personaje que resultaba entrañable debido a su desparpajo. No obstante, en un intento por dotarle de un nuevo giro, se le ha añadido una incómoda ampulosidad que no cuadra muy bien con sus antecedentes.

Es cierto que aquí también topamos con algo de comedia pero es su trasfondo dramático lo que no hace que el filme no termine de despegar y se convierta en un, a ratos, enloquecido carrusel de luces y efectos digitales con el que se pretende disimular las carencias de un guion muy básico.

El cara a cara que enfrenta a los personajes encarnados por el desenfadado Scott Lang y el solemne Jonathan Majors, sin olvidarnos del muy singular M.O.D.O.K., figura entre lo más destacado de un filme que no descarrila por completo y que entretiene sin excesivo esfuerzo gracias a un ritmo que no decae, y a un buen surtido de secuencias de impacto.

Al igual que ocurrió con “Doctor Strange en el multiverso de la locura”, invita al espectador a ser partícipe de una aventura muy loca y cambiante y en la que puede ocurrir cualquier cosa, por muy disparatada que esta pueda parecer a simple vista.

A Michelle Pfeiffer le ha correspondido el papel de guía en esta odisea en la que conciden dos generaciones Ant-Man y Avispa en un Reino Cuántico que se ha convertido en hogar de todo tipo de criaturas inverosímiles y envueltas entre luces de neón.

“Ant-Man y la Avispa: Quantumanía” se revela como el nuevo intento de Marvel por querer aportar algo novedoso pero sin apostar en exceso por el riesgo. Una fórmula que lleva camino de convertirse en marca de la casa.