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RUMBA TERAPIA

La academia de baile como escuela de vida


La gran ventaja de un actor que dirige es que puede construir un personaje a su medida, como lo hace Franck Dubosc en “Rumba la vie” (2022). Ya aparecía encabezando el cartel de su anterior y primer largometraje “Sobre ruedas” (2018), una comedia amable cuyo tono distendido le servía para abordar el tema de las otras capacidades desde su faceta de humorista, haciendo ver que las sillas de ruedas no son obstáculo para enamorarse. En su nueva película sigue la misma línea, pero ya motorizado, al encarnar a un conductor de autobús escolar, que de entrada se muestra simpático con sus improvisadas clases de inglés para hacer más ameno el trayecto a los menores. Pronto descubrimos que esconde una amargura interior, lo que facilita que esta historia tenga un sabor agridulce.

La ambivalencia del protagonista prepara de paso el terreno para convencernos de que la gente tiene derecho a cambiar, a concederse a sí misma una segunda oportunidad. Es posible que este hombre cometiera algún error de bulto, pero su actitud es positiva de cara a reparar el daño causado. Incluso está dispuesto a apuntarse a clases de baile, con tal de acecarse a la hija que abandonó años atrás, y que ahora es la profesora rumbera. Su imagen es la del viejo galán con el bigotito y el pelo engominado, un aspecto que le delata como el padre ausente y desfasado que ha dejado pasar el tiempo. Un compañero de trabajo más sensible, encarnado magistralmente por Jean-Pierre Darroussin, le animará a dar el paso.

Este hombre necesitaba un fuerte empujón, y se lo da el destino al sufrir un infarto, que le hará temer que puede morirse sin conocer a su hija. La advertencia del médico, en una delirante caracterización del escritor Michel Houellebecq, servirá para comprender que su falta de compromiso le puede pasar factura.