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WASHINGTON

Biden aprueba un polémico proyecto petrolífero en Alaska

El Gobierno de EEUU aprobó una de las mayores operaciones petrolíferas en tierras federales, en el norte de Alaska, en contra de las advertencias sobre su impacto y sobre las emisiones de CO2.

Un vehículo militar estadounidense en Alaska.
Un vehículo militar estadounidense en Alaska. (EUROPA PRESS)

A pesar de la presión de los grupos ecologistas, el Gobierno estadounidense aprobó un importante proyecto petrolero en el norte de Alaska, el Proyecto Willow del gigante ConocoPhillips. Aunque reducido a tres áreas de perforación de las cinco solicitadas por la empresa, está ubicado en un área conocida como la Reserva Nacional de Petróleo en el noroeste de Alaska, en terrenos pertenecientes al Estado federal. Joe Biden llegó a la Casa Blanca prometiendo no autorizar nuevas perforaciones en terrenos federales, después de que el Proyecto Willow fuera inicialmente aprobado por su predecesor, Donald Trump. Los demócratas criticaron entonces que se abriera esta reserva a la explotación petrolífera, pero Biden ahora ha dado prioridad a las necesidades de la industria y a los planes para relanzar la economía y aumentar la independencia energética de Estados Unidos.

Ante las críticas, el Ejecutivo ha anunciado que estudia protecciones adicionales para una parte de la Reserva Nacional de Petróleo.

Efectos devastadores

«La contaminación de carbono que liberará en el aire tendrá efectos devastadores en nuestra gente, la vida silvestre y el clima. Sufriremos las consecuencias durante décadas», advirtió la organización ecologista Sierra Club.

Un juez detuvo temporalmente el Proyecto Willow y lo devolvió para que el Gobierno lo revisara. El mes pasado la Oficina de Administración de Tierras publicó su análisis ambiental, en el que detalló una «alternativa preferencial» que reducía los sitios de perforación a tres, con aproximadamente 219 pozos.

Aun así, se producirían 576 millones de barriles de petróleo en 30 años, y se emitirían 9,2 millones de toneladas de CO2 al año, el 0,1% de las emisiones de gases de efecto invernadero en EEUU en 2019, lo que choca con la promesa de Biden de reducir estas emisiones entre un 50% y un 52% para 2030 respecto a 2005.