El optimismo como bandera
Aprender de ayer, vivir para hoy, esperanza para mañana. Lo importante es no parar de cuestionarse», decía Albert Einstein, optimista por convicción y cuya reflexión es necesario traer hoy a colación, estando a las puertas de unas elecciones que no son un mero trámite ni el día de la marmota, aunque algunos estén necesitados de instalar esa idea.
Situémonos con perspectiva: a partir de mayo afrontamos todo un ciclo electoral que finalizará con las autonómicas en Gipuzkoa, Araba y Bizkaia y las elecciones europeas. En un contexto en el que la campaña permanente ha venido para quedarse, la reflexión política se ve relegada por un juego de posicionamiento a golpe de tuits y exabruptos políticos, porque quien pega primero pega dos veces. Por eso de colocar el frame por el que discurren los debates públicos. Hoy la noticia de la mañana no lo es por la tarde y la sobresaturación informativa es una estrategia empleada por la ultraderecha y formaciones políticas institucionalizadas. Como consecuencia, en Europa un 39% de los ciudadanos y ciudadanas huyen de las noticias. A día de hoy la política se asemeja más a lo instalado por Maquiavelo: una técnica de acceso y control del poder. Y de estos también tenemos aquí, en Euskal Herria. Esa formación cuyo talón de Aquiles principal es que no se le pasa por la cabeza que pueda perder el poder institucional. Un poder malentendido como control absoluto.
Aprender de ayer. Como dice Arnaldo, a veces se gana pero siempre se aprende. El aprendizaje estriba en la experiencia. Algo que la izquierda independentista conjuga a la perfección en su cultura política de suma y multiplica, con el bagaje de distintas formaciones políticas a sus espaldas. Hay que aprender de la pandemia, de la escasa voluntad de tejer una gobernanza compartida, unos liderazgos compartidos que ha hecho que los partidos gobernantes sean esclavos de sus incapacidades y de ver como debilidad la ayuda. Además de ilógico es poco inteligente, más cuando nos enfrentamos como sociedad a situaciones jamás vividas y a escenarios imprevisibles.
Vivir para hoy. El carpe diem. El tener un calendario de tres días (ayer, hoy y mañana) es uno de los regalos que nos deja unos tiempos en los que la incertidumbre y la desesperanza son, junto al individualismo, los principales protagonistas. Es una causa consecuencia de lo vivido, y lo que nos lleva realmente a que la conexión entre la política y los ciudadanos sean las agendas particulares en un contexto en el que la única salvación real se denomina «colectivo». Juntas somos más fuertes, y así es como haremos frente, nuevamente, a una realidad que pone en jaque incluso la propia supervivencia de Euskal Herria como pueblo. Los retos de época a los que nos enfrentamos nos ponen frente a un espejo a todas y a todos.
Esperanza para mañana. Pero lo más poderoso es tener una receta para que el día de mañana nos encontremos donde nos merecemos. Para ello, se deben tomar decisiones importantes hoy, no mañana. Esta realidad no gusta a los partidos gobernantes, pero es la diferencia por la que este pequeño pueblo puede seguir siendo mañana eso, un pueblo con su futuro abierto de par en par.
EH Bildu es consciente de los retos a los que se enfrenta este pueblo. Es por eso que viene preparándose con rigor, determinación y convicción para este contexto: somos una fuerza cuyo principal interés es el proceso político de liberación nacional y social de Euskal Herria. Lo atestiguamos cada día en las propuestas, iniciativas y debates políticos que instalamos en todas las instituciones y en todos los municipios donde apostamos por desarrollar una actividad política integral. Tanto llenamos las calles de Bilbo y realizamos propuestas programáticas y estratégicas de calado como construimos liderazgos nuevos, con nombre de mujer, que gestionan con eficacia y rigor decenas de ayuntamientos o se bregan en los hemiciclos de las instituciones de nuestro país. No somos un partido tradicional. Ni lo seremos. Es la principal garantía de que salvaguardaremos la supervivencia de este pueblo y sus gentes. Y lo hacemos, además, de una forma diferente, apostando por un liderazgo compartido.
Hay quienes pretenden mantener todo como está y resignarse a lo existente. Nosotros respondemos a los agoreros y a las falsedades con una sonrisa. El optimismo como bandera. Eso es EH Bildu. Porque la izquierda independentista es optimista contra los elementos negativos y paralizantes, haciendo una proyección de futuro; optimismo como sinónimo de construcción de algo valioso, aunque sea difícil, pensando en las generaciones futuras.
Nuestra receta es nuestra fortaleza: el optimismo por bandera, con una sonrisa y trabajo silencioso, de tú a tú, en el boca-oreja y con convencimiento y actitud. Porque tengámoslo todos claro: es posible, lo vamos a hacer y la noche electoral habrá muchas sorpresas. Solo se debe hacer una cosa para ello: creerlo, irradiar optimismo y salir de nuestros espacios de confort también en esta recta final hasta el 28 de mayo. Vosotros y vosotras, nuestra militancia, nuestras base social y electoral, sois nuestro secreto para que en estas elecciones haya sorpresas y buenas noticias para este país. Que nadie haga caso de agorero. Nada está escrito y todo está en nuestras, en vuestras manos. El cambio que demandamos tiene nombre y apellido: vosotros y vosotras. Pongámonos a ello e irradiemos optimismo y convicción, con una sonrisa siempre, porque aquí y ahora, sí se puede. Y lo vamos a hacer, nuevamente, lo vamos a hacer entre todos y todas. Euskal Herria bien lo merece.