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EDITORIALA

Canal Roya como ejemplo de un sistema caduco


La Canal Roya es un valle pirenaico situado en el Alto Aragón, en una zona cercana y muy frecuentada por ciudadanos de Euskal Herria. Este invierno ha llegado a los titulares por la intención del Gobierno aragonés de construir en este enclave prácticamente virgen y de alto valor natural un teleférico que conecte las estaciones de esquí de Astún y Formigal. El ejecutivo de Javier Lambán quiere que la millonaria inversión sea cubierta con fondos europeos lanzados teóricamente para impulsar un desarrollo sostenible.

El proyecto -que además sería gestionado por empresas privadas- es un despropósito no solo por sus consecuencias medioambientales, sino también porque se aferra a un bien escaso en el Pirineo, la nieve, que según todas las previsiones irá menguando invierno a invierno, debido al calentamiento global. Lejos de situarse en la senda de la mitigación de las consecuencias de la crisis climática, el proyecto incide en las recetas de desarrollo que nos han llevado hasta la presente emergencia. Es un sinsentido de pies a cabeza, como lo es, por otra parte, incluir el TAV entre los proyectos a recibir esos fondos, como ha hecho el Gobierno navarro y como quiso hacer, en primera instancia, el de Lakua.

El de Canal Roya es un proyecto que tiene la virtud de poner negro sobre blanco las perversiones de lo que, sin demasiada reflexión y con brocha muy gorda, se ha dado en llamar transición climática. Con ese adjetivo sugerente y perentorio -es evidente que hay que hacer algo ante la crisis climática-, se están movilizando ingentes cantidades de dinero público sin planificación ni objetivos claros, a no ser que estos sean mantener el actual modelo, solo que con menor consumo de combustibles fósiles -algo probablemente inviable, por otra parte-. El de Canal Roya es un ejemplo extremo de una realidad que también se da en Euskal Herria y cuya permanencia es incompatible con una transición climática real: la transferencia de capital público a manos privadas a través de la construcción de infraestructuras que nada tienen que ver con las necesidades reales del territorio y su gente, cuya opinión no es ni siquiera consultada.