GARA Euskal Herriko egunkaria

Más que el yo


Existe un exceso de obras de teatro que renuncia a cualquier tipo de acción técnica, dramatúrgica, poética o artística que ayude a escapar del documento o foto fija que parte de un yo, que en demasiadas ocasiones se convierte en un ego que desemboca en una empalagosa invasión ególatra. Quizás forme parte de los tiempos, de la llegada de generaciones constituidas a base de afirmaciones de lo individual que se diluye en una colectividad virtual, que se considera que vale más un like que un aprobado, toda una suerte de ambiente desinformado, propenso a lo inmediato, al adanismo y a considerar que la experiencia propia es ejemplar, o al menos consideran que es importante que se conozca.

Inquieta que se produzca de una manera tan reiterada en los escenarios. Y preocupa que ocupen espacio en las programaciones propuestas que, en el mejor de los casos, se podrían considerar experiencias pero que dista bastante de ser una obra que supere los mínimos. Todo es factible como material de escenario y puede ser narrado, pero si no sobrepasa el testimonio, se queda en algo que no alberga nada más que relato vacío. Cuestiono la costumbre de contar desde la experiencia propia, pero también los contenidos, porque he visto en una semana un caso, en positivo, de superación de la anorexia y otro de un homosexual que pide libertad para sus prácticas al aire libre y nos ofrece una escena realista con un dildo. Sin comentarios.