Ainara LERTXUNDI
Interview
Pablo BELTRáN
Jefe de la delegación del ELN

«El ELN se suma a la mayoría que está por una solución política del conflicto»

Pablo Beltrán, comandante del ELN y jefe de la delegación de la guerrilla en la Mesa de conversaciones con el Gobierno colombiano, responde al cuestionario de GARA sobre el proceso, el ataque en el que murieron nueve soldados, cómo es negociar con el primer Gobierno progresista del país y cómo se sitúa en el contexto geopolítico actual.

(Adalberto ROQUE | AFP)

 

Está previsto que el tercer ciclo de conversaciones entre el ELN y el Gobierno de Gustavo Petro arranque en la primera semana de mayo en La Habana, Cuba, país garante junto a Noruega, Brasil, Chile, México y Venezuela. La posibilidad de establecer un cese el fuego bilateral será uno de los temas centrales de esta nueva ronda.

En respuesta al cuestionario remitido por GARA, el comandante y jefe de la delegación del ELN Pablo Beltrán subraya que «nuestra guerrilla se suma a la mayoría que está por una solución política del conflicto, para que avancemos en una transición que deje atrás al viejo régimen».

En 2024, el ELN cumplirá 60 años. Es la única guerrilla que queda en América Latina. ¿Cómo se sitúa en este contexto?

Los que mataron a Gaitán en 1948 impidieron que un liberal socialista llegara a la Presidencia. Hoy llega al Gobierno un progresista, pero hereda el mismo viejo régimen que persigue y elimina a sus oponentes, y que llevó a que una parte de la sociedad decidiera alzarse en armas, torrente rebelde en el que nacimos las guerrillas marxistas; está por verse si seremos capaces los colombianos de operar esa democratización del país, que resuelva las causas que motivan la resistencia y la rebeldía.

Nuestro país es un eslabón fuerte de la cadena del sistema de guerra perpetua del imperialismo norteamericano, por eso volvieron a Colombia socia de la OTAN, por eso persisten en imponer su fracasada guerra contra las drogas, por eso los gringos tienen una docena de bases militares en suelo colombiano. Como el pueblo ha decidido pasar la página de la guerra, le exige a Estados Unidos que saque al país de sus planes bélicos. El ELN se suma a la mayoría que está por una solución política del conflicto, para que avancemos en una transición que deje atrás el viejo régimen y saque la violencia de la política.

Tras la suspensión de los diálogos con el Gobierno de Iván Duque, en enero de 2019, y la no aplicación de los protocolos de retorno, la delegación del ELN se vio atrapada en Cuba. ¿Cómo lo vivieron?

Fue un pulso que ganamos, porque estaba en juego reconocer nuestro estatus protegido de negociadores, y toda la comunidad internacional respaldó nuestra posición. El Gobierno de Duque quedó aislado y el nuevo Gobierno reinició la Mesa. Esos tres años fueron de intensa actividad política y diplomática, porque no basta con que uno tenga la razón, lo importante es que se la concedan.

¿En qué medida favorece la nueva ola progresista en Latinoamérica a la Mesa?

Los principales factores que impulsan la guerra en el continente se originan en EEUU, que sigue un proceso de declinación y, de forma simultánea, actúa esta nueva ola progresista. Esperamos que el proceso de integración latinoamericana se agilice y llegue a tener voz propia ante las potencias mundiales. De esta forma, acercamos la posibilidad, por ejemplo, de echar a andar una propuesta alternativa antidrogas y de que nuestra región sea una zona de paz, como lo formuló la Celac.

Al otro lado de la Mesa tienen a representantes del primer Gobierno progresista de Colombia. ¿Cómo valoran este nuevo escenario?

Es un reto doble, porque somos socios para materializar la agenda que pactamos en México en marzo, pero a su vez, como este Gobierno de izquierda prioriza alianzas hacia la derecha y recibió el país en crisis fiscal, tiene escasas posibilidades de que las reformas que intenta sean de importancia, situación que exige movilizar al pueblo para que la transición hacia cambios estructurales no se quede en cambiar algunas apariencias.

El ELN reivindica su carácter político y revolucionario. ¿Cómo se vincula esto con la estrategia de Paz Total de Petro?

La Paz Total de Petro trata de adelantar un proceso de negociación con el ELN y otro de sometimiento con bandas. Por ello exigimos claridad al Gobierno para que dé un reconocimiento jurídico y político pleno a nuestra guerrilla, dado que hay leyes que recogen el Protocolo de Palermo sobre organizaciones multicrimen, en las que nos involucran como banda delincuencial, lo que les sirve de base para que las Fuerzas Armadas impulsen sometimientos y fraccionamiento de nuestra guerrilla. Por eso les hemos preguntado si estamos negociando en la Mesa, pero por debajo de ella el Gobierno promueve nuestra fragmentación.

El ELN es crítico con la «vieja narrativa de pacificación» y el proceso de desarme, desmovilización y reintegración de excombatientes (DDR). ¿Qué propone?

Las clases dominantes llevan 70 años intentando la pacificación por la vía de decir que la paz llega si se silencian las armas, propósito en el que han fracasado. La nueva Agenda convoca a un acuerdo nacional que luche por las transformaciones, a partir de una participación de la sociedad en este proceso político, entendiéndolo como una transición que logra cambios de corto, mediano y largo plazo.

Frente a la «vieja narrativa de pacificación» proponen una «visión común de la paz».

Petro ha dicho que no va a perseguir a nadie, está por verse si ello implica dejar de pacificar, en el sentido que lo ha sufrido la humanidad desde la Santa Alianza, en la que unos son los virtuosos y los oponentes son los malvados, a quienes hay que reducir con la fuerza hasta hacerlos seguidores de los valores del imperio virtuoso. Si las élites abandonan esta visión, va a ser posible que haya reconciliación nacional, y dará lugar a ponernos de acuerdo en un modelo de nuevo país, en el que quepamos todos y deje de haber exilio por persecución política o por penuria económica.

¿Considera que la figura de país garante es suficiente para salvaguardar lo acordado o el propio proceso?

La participación de la sociedad en la construcción de este camino de paz es la garantía de que avance y se defienda de quienes están en contra. A la comunidad internacional le agradecemos su apoyo, su ayuda es un complemento del esfuerzo principal que está en hombros de los colombianos.

El ex Alto Comisionado de Paz y exnegociador con las FARC Sergio Jaramillo es muy crítico con la Agenda de Méxixo, que, a su juicio, «deja todas las puertas abiertas para una paz sin fin».

Jaramillo se queja con razón, porque en el proceso de pacificación que él concibe, las élites dominantes trazaron unas líneas rojas que una negociación de paz no debían tocar; esto es, no se debe cambiar el modelo económico ni el régimen político ni la doctrina de seguridad ni las relaciones internacionales, que son los factores de donde brota el conflicto social, político y armado. En cambio, en la Agenda de México se habla de la violencia estructural que debemos remover para que haya paz, asunto que no cabe en la mentalidad de Jaramillo.

¿Cuánto pesan los incumplimientos del Acuerdo de La Habana con las FARC-EP?

La historia demuestra que las clases dominantes actúan con perfidia ante el pacta sum servanda. Este es el contexto en el que ocurren las trampas a los acuerdos firmados por las antiguas FARC. Lo peor es que a los excombatientes que ejercen liderazgo social los persiguen y exterminan, igual que hacen con los demás defensores de derechos humanos y ambientalistas. Extraemos lecciones de esta tragedia.

¿Qué medidas está dispuesto a adoptar el ELN para aliviar la situación en los territorios?

En cumplimiento de Acuerdos Humanitarios Parciales hemos escuchado a comunidades del Pacífico y estamos en proceso de cumplir las recomendaciones que sintetizó la Caravana Humanitaria que las visitó. Una de ellas es la construcción de un Mecanismo de Protección Humanitaria que evite y resuelva incidentes que impacten negativamente la vida de la gente. Este esfuerzo está acompañado del propósito de acordar un cese al fuego bilateral, que aspiramos lograr en el siguiente ciclo de conversaciones, que se realizará en La Habana en el mes de mayo.

¿Qué escenario plantea el ELN en caso de una ruptura?

Ambas partes hemos manifestado que no nos vamos a levantar de la Mesa, lo que no excluye que haya una crisis que desemboque en una ruptura, escenario que habrá que enfrentar buscando una solución a tal crisis, porque obliga al Gobierno y al ELN el mandato de cambio y de paz que ha enarbolado la sociedad, en particular los movilizados en el estallido social de 2021.

¿Cómo se inserta lo ocurrido en el Norte de Santander -la muerte de nueve soldados- con la Mesa de diálogos?

Con la llegada del Gobierno progresista en agosto de 2022 asumimos una voluntad no ofensiva en las operaciones militares. A fin de año cumplimos un cese el fuego unilateral que fue atacado en varias partes por algunos militares y su socios narcoparamilitares. Luego, cuando no aceptamos un decreto presidencial de cese multilateral, porque no lo habíamos acordado, varios voceros gubernamentales amenazaron con desatar una ofensiva en contra nuestra.

Nuestra respuesta a esta crisis de la Mesa fue política, porque evitamos que hubieran acciones militares propias, para que no se interpretaran como retaliaciones.

Cuando la ofensiva del régimen se recrudeció, los distintos frentes fueron dando respuesta en la medida que cada uno podía. En ese ‘toma y dame’ han ocurrido graves incidentes, y los únicos que hemos llevado a la Mesa son aquellos que constituyen gravísimas violaciones al Derecho Internacional Humanitario. Es lamentable que tras este ataque que cita, el régimen haya desatado una ofensiva mediática con la finalidad de alterar acuerdos sobre el ordenamiento de la Mesa.

El Frente de Guerra Occidental Omar Gómez dice que «no ve con buenos ojos este proceso de paz». ¿A qué responde este comunicado?

A finales del año pasado, en un evento democrático interno, examinamos el rumbo del proceso de paz y nuestra delegación de diálogos recibió una completa serie de instrucciones para hacer su gestión en la Mesa, fueron conclusiones de amplia mayoría, en la que participaron delegados de todos los Frentes. Así procesamos el consenso interno, que es nuestra brújula para las negociaciones. El Frente Occidental está en la zona del Pacífico donde el cartel más grande del país, el Clan del Golfo, en colusión con los militares, realiza una ofensiva contra las comunidades, ataque que es repelido por nuestros Frentes. Tal ambiente de guerra es lo real, mientras al país intentan convencerlo de que este Clan está cumpliendo unos acuerdos de cese que pactó con el Gobierno. Este embuste es el que critican nuestros compañeros.