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Sudán se hunde en la guerra entre el Ejército y los paramilitares

Sudán sigue hundida en una guerra entre las facciones militares que tomaron el poder tras la caída de Omar al-Bashir. Son ya más de 270 muertos en cuatro días de combates que han dejado a la población de Jartum aterrorizada en sus casas y ha paralizado la ayuda internacional en un país donde un tercio de sus habitantes depende de ella.

Varias personas huyen de los combates de Jartum hacia el sur. (AFP)

Jartum siguió ayer sacudida por los ataques aéreos y los disparos del Ejército y los paramilitares en el cuarto día de una guerra entre estas facciones que han compartido el poder en el país. Junto a edificios habitados, los paramilitares de las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF) del general Mohamed Hamdane Dagalo, conocido como “Hemedti”, subidos en camionetas descargaban sus ametralladoras hacia el cielo, enfrentándose a aviones del Ejército que intentan atacar sus cuarteles generales dispersos en todos los distritos, por lo que unos y otros golpean áreas densamente pobladas.

Estos ataques aéreos ya han alcanzado cuatro hospitales en la capital, para alarma de médicos y organizaciones humanitarias. 16 hospitales quedaron fuera de servicio en uno de los países más pobres del mundo donde la sanidad ya llevaba décadas bajo mínimos.

El general Dagalo anunció ayer un alto el fuego de 24 horas que el Ejército, bajo el mando del general Abdel Fattah al-Burhan, desdeñó como «una declaración de la rebelión destinada a ocultar su inminente». De hecho, los combates continuaron y poco a poco la zona del palacio presidencial y de la comandancia general del Ejército, en el centro de Jartum, fueron escenario de explosiones y disparos.

270 MUERTOS

La mayoría de los habitantes están encerrados en sus casas sin electricidad ni agua corriente y agotando sus reservas de alimentos. Solo algunos se aventuran en busca de comida o de un generador para recargarsus teléfonos. Grupos de mujeres y hombres, con enormes bolsas, comienzan a dirigirse hacia el sur para huir de los combates.

Desde el sábado han muerto al menos 270 personas y los heridos superan los 2.600, según la ONU. En este clima de violencia extrema varias ONG y diez agencias de la ONU han suspendido sus trabajos de ayuda en un país donde el hambre afecta a más de uno de cada tres habitantes.

Tres empleados del Programa Mundial de Alimentos han muerto y los almacenes con ayuda fueron saqueados en Darfur, bastión del general Dagalo, donde sus hombres cometieron atrocidades y crímenes contra la humanidad en la guerra iniciada en 2003.

Médicos sin Fronteras (MSF) ha recibido 183 heridos en tres días en su último hospital en funcionamiento, la mayoría civiles y muchos niños. 25 murieron por falta de atención.

Tan imposible como atender a la población resulta saber qué fuerza controla qué, entre desinformación, rumores y falsos anuncios de tregua. Los dos campos sostienen que controlan el aeropuerto, el palacio presidencial y la sede del Estado Mayor.

ATAQUES A DIPLOMÁTICOS DE EEUU Y DE LA UE

El lunes, el embajador de la UE fue atacado en su residencia en Jartum, al igual que un convoy diplomático estadounidense por parte de la milicia RSF, según el secretario de Estado de EEUU, Antony Blinken, que señaló que todos los integrantes se encuentran a salvo y que tras el ataque habló por teléfono con los responsables de las RSF y de las Fuerzas Armadas para pedirles el cese de todas las hostilidades de manera inmediata y sin condiciones.

Pero los llamamientos de la ONU, los ministros de Exteriores del G7 y EEUU no sirven de nada. Ni Al-Burhan ni Dagalo parecen querer dar marcha atrás en esta guerra que se ha vuelto existencial para ambos bandos cuatro años después de la revuelta de 2019 que quería acabar con el régimen de Omar al-Bashir y con un poder militar en el poder casi sin interrupción en 60 años de independencia.

El conflicto, latente durante semanas, estalló con el anuncio del plan para integrar las RSF en las tropas regulares. Las discrepancias sobre un calendario y las condiciones de reclutamiento acabaron en el enfrentamiento armado.



Sostenes internacionales a las distintas fuerzas en conflicto

Como todo escenario convulso, los distintos agentes en Sudán tienen sus respectivos aliados internacionales.

El Ejército, con el general Abdelfatah al-Burhan a la cabeza, cuenta con el apoyo del régimen militar egipcio del mariscal igualmente golpista Abdelfatah al-Sissi. Igualmente, tiene buenas relaciones con los servicios secretos israelíes, lo que explica sus prisas, frustradas, por sumar a Sudán a la lista de países árabes que han normalizado sus relaciones con Israel a través de los acuerdos trump-estadounidenses de Abraham.

El jefe paramilitar Mohamed Hamdane Dagalo tiene, por su parte, el sostén de Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos y Rusia, con su grupo mercenario Wagner. Dagalo estaba en Moscú en vísperas del inicio de la invasión de Ucrania. La oposición civil y los comités de resistencia, cuentan con el sostén, más nominal que efectivo, de EEUU y de la Unión Europea.GARA