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«Azken bidaia» reclama el traslado del «Guernica» a la villa foral

Maitane Azurmendi ha recreado a través de ilustraciones el último viaje que le queda por realizar al “Guernica” de Picasso. Son 35 obras que vieron la luz en el libro “Azken bidaia”, publicado en 2022, y que cuelgan de las paredes de la casa de cultura de Gernika hasta el 16 de mayo.

El color rojo destaca sobre el blanco y el negro que presiden las ilustraciones. (Aritz LOIOLA | FOKU)

«Falta cerrar el círculo, que el ‘Guernica’ esté en Gernika, en concreto, en Astra, el único edificio que quedó en pie al ser una fábrica de armas -no se bombardeó para seguir haciendo armas para la II Guerra Mundial y para los nazis-. Se le ha dado la vuelta, ha sido una fábrica de destrucción y ahora lo es de la creación, de la cultura y de la unión», señala Maitane Azurmendi, nacida en Mungia y residente en Gernika desde hace años.

Dos son los ejes de la muestra. Por una parte, los hechos históricos acaecidos el 26 de abril de 1937 y las vivencias de la propia creadora, unidas a su anhelo. «Mi gran deseo es que el ‘Guernica esté en Gernika y no haya más Gernikas».

Son imágenes digitales realizados en blanco y negro, como el “Guernica”. «Hay momentos en los que he metido rojo. De hecho, aquellos que subieron al monte vieron un Gernika rojo», explica.

La exposición está conformada por 35 ilustraciones que vieron la luz en el libro homónimo publicado por Azurmendi en 2022. La publicación tiene un especial recuerdo para su amama. Fue en su sala de costura donde vio por primera vez el cuadro que la impactó siendo niña y que la ha acompañada toda su vida. Y fue a ella la que le preguntó qué hacía toda esa gente ahí. «‘Están en el refugio’, me respondió».

También rinde tributo a Estepan Urkiaga “Lauxeta”. «Tres días después del bombardeo fue desde Mungia a Gernika como periodista. Allí lo detienen y dos meses después lo fusilan. Ir a informar le costó la vida. Estaba también Georges Steers, el periodista que puso a Gernika en el mapa. Gracias a él llegó la noticia a París y de ese modo Picasso pintó el cuadro», relata.

Azurmendi recalca que el cuadro de Picasso «nació a modo de denuncia de la guerra y se ha convertido en símbolo de la paz». «Yo siempre digo que es el mejor cuadro del mundo, pero ojalá no se hubiese pintado», continúa. Le resulta inverosímil que tras haber recorrido tantos países no esté en Euskal Herria. «Ha estado en Chicago, en Illinois, en Milán, y ¿no va a estar en Gernika cuando todavía hay supervivientes? Solamente por justicia... Son 420 kilómetros. Y ahora, en 2023, ¿no se puede? Son excusas. Además, que la obra de un artista republicano como Picasso esté en el Museo Reina Sofía, lo más monárquico del país...», dice.

Azurmendi quería contar dos historias paralelas, el bombardeo de Gernika por una parte, y la creación del ‘Guernica’ de Picasso por otra. El visitante comienza el recorrido de la exposición con detalles del marco histórico. «Cuento lo que pasó aquel 26 de abril en Gernika, lo que ocurría antes del bombardeo y también lo que pasaba en París mientras Picasso lo pintaba. Sitúo dónde estaba cada uno. Picasso con Dora Maar, en Gernika al ser lunes de mercado estaban las mujeres en la plaza, y la Legión Cóndor entre Gasteiz, Burgos y Soria», cuenta. Azurmendi realiza un repaso por los lugares en los que recaló el cuadro de Picasso desde que fue pintado en 1937 hasta que fue expuesto de forma permanente en el Museo Reina Sofía de Madrid. Está convencida de que la razón de su no traslado es económica. «Siempre que voy a Madrid -hago parada obligatoria para ver la obra- es imposible verla de toda la gente que hay. El museo si algo tiene atractivo es el ‘Guernica’, con lo que da mucho dinero», afirma.