Una decena de diputados ultraderechistas interrumpieron el discurso pronunciado ayer por el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, en el Parlamento portugués, al término de una visita de Estado que relanza las relaciones entre el gigante sudamericano y su antigua potencia colonial.

«Cuando haces política, estás acostumbrado a eso», reaccionó el líder de la izquierda brasileña mientras calificaba de «una escena ridícula» el gesto de los diputados del partido Chega, que blandieron carteles que proclamaban «Basta de corrupción».

El presidente del Parlamento, Augusto Santos Silva, llamó al orden a los ultraderechistas y los instó a «dejar de insultar y avergonzar a Portugal». Una vez retomó la palabra, Lula recordó que Brasil también ha sufrido ideologías extremistas dirigidas por demagogos y negacionistas que durante la pandemia dejaron unos 700.000 fallecidos. «La mitad de estas muertes se pudieron haber evitado si no hubiera sido (...) por la ultraderecha de mi país», afirmó.

El mandatario brasileño fue invitado a hablar en el Parlamento el día del 49 aniversario de la Revolución de los Claveles, que puso fin a 48 años de dictadura derechista en Portugal y 13 años de guerras coloniales en África.

Chega recibirá al expresidente brasileño Jair Bolsonaro en un evento ultra en Portugal en mayo, mientras Lula da Silva siguió su viaje en el Estado español donde la ultraderecha española de Vox toma el relevo del bolsonarismo y anunció que no participará en ningún acto institucional relacionado con esta visita ni con del presidente de Colombia, Gustavo Petro, en mayo.

Ucrania y Mercosur

Y con él lleva su apuesta por un diálogo de paz en Ucrania, que choca con el belicismo de la UE. «La guerra no puede seguir indefinidamente (...) Es necesario hablar de paz», dijo Lula, que defiende crear una mesa con países que den confianza a ambas partes. Tras las críticas que ha recibido desde Ucrania o EEUU, Lula expresó en la Asamblea portuguesa su condena a la «violación de la integridad territorial de Ucrania» y defendió «un orden basado en el respeto al Derecho Internacional y en la preservación de las soberanías nacionales». Pero insistió en que «la guerra no puede continuar indefinidamente» y en que «es indispensable allanar el camino del diálogo y la diplomacia» y rechazar soluciones militares.

Mayor sintonía exhibieron Lula y sus anfitriones sobre el impulso al acuerdo UE-Mercosur. El primer ministro, António Costa, se comprometió a ser la «punta de lanza» que acelere el tratado en Bruselas Un asunto que también planea sobre la agenda en el Estado español. Brasil quiere inversiones y Lula exhortó a Portugal a duplicar la balanza comercial bilateral, que ahora roza los 6.000 millones de dólares.