Las autoridades de Italia ordenaron a un buque mercantil que entregase a los guardacostas de Libia a cerca de 30 migrantes que había rescatado en el Mediterráneo, según denunció ayer la organización Sea Watch, que supervisa esta ruta migratoria.

La Guardia Costera italiana negó, sin embargo, haber pedido a las autoridades libias la interceptación de la barcaza rescatada en el mar.

La ONG denunció en sus redes que la patera fue salvada por el mercante Grimstad y que este había trasbordado a los migrantes que llevaba a una embarcación libia por petición del Gobierno de Giogia Meloni, pese a que ese país no se considera puerto seguro.

La Guardia Costera señaló que la petición de auxilio de la patera se había producido a unas 50 millas del litoral libio, dentro de la zona de Búsqueda y Rescate (SAR) del país magrebí y, por lo tanto, las operaciones de socorro se realizaron bajo su responsabilidad.

Sin embargo, Sea Watch ve en estas operaciones una «inaceptable» devolución «ilegal» de los migrantes, ya que Libia es un país sumido en el caos en cuyos centros las personas inmigrantes sufren todo tipo de vejaciones.

Sea Watch lanzó esta denuncia después de asistir presuntamente a la interceptación en el mar desde su aeronave de vigilancia Seabird, con la que operan en el Mediterráneo central.

Así, avisó por radio al comandante del Grimstad, pero este aseguró que seguía órdenes de Roma, según se escucha en una grabación de la conversación difundida por las redes sociales.

En este audio, una voluntaria le advertía de que su deber «incluye llevarlos a un puerto seguro», según todas las convenciones del mar. «Libia no es un lugar seguro. Las personas rescatadas pueden sufrir detención, tortura y muerte en Libia», alertaba.

La persona al mando del Grimstad respondía que tenía instrucciones de la Central Operativa de la Guardia Costera italiana, aunque parte de la grabación es ininteligible. «La devolución ilegal se ha cumplido», dijo en Twitter la ONG.

La Organización Internacional para las Migraciones ha documentado 441 migrantes muertos en lo que va de 2023 en el Mediterráneo central, la cifra más alta desde 2017.