Imanol CARRILLO
IRUÑEA
OSASUNA EN LA FINAL DE COPA

El alma combativo de Osasuna se estrella con el espíritu eficaz blanco

Osasuna cayó con las botas puestas y con orgullo en su segunda final de su historia. Un mal arranque, dando facilidades a Vinícius en la banda derecha rojilla, trajo el primer gol de Rodrygo en el minuto 2. Lucas Torró, con un golazo a botepronto desde el borde del área, empató en el 58, pero de nuevo Rodrygo hizo el 2-1 definitivo en el 70. Los de Arrasate lo intentaron hasta el final.

Chimy Ávila intenta consolar al técnico Jagoba Arrasate al término de la final.
Chimy Ávila intenta consolar al técnico Jagoba Arrasate al término de la final. (Jagoba MANTEROLA | FOKU)

«Zahartzen hasi da jada nire gorputza, baina inolaz ere arima».[Hira musika taldea]

Este año Osasuna cumplirá 103 años. Durante todo este tiempo por Tajonar y El Sadar han pasado cientos de jugadores, numerosos entrenadores y presidentes, miles de aficionados, la piel de la camiseta ha mutado con los años... pero el alma rojilla nunca ha envejecido. «Alma, alma y más alma», que diría el recordado Michael Robinson. Rojillos, esta segunda vez tampoco ha podido ser; no habéis podido ganar el primer título de vuestra historia, pero estaros seguros que el premio a la constancia y a la no rendición llegará un día.

Pasada la media noche, los jugadores rojillos presenciaron cómo el Real Madrid alzaba su enésimo trofeo de su historia. Pero Osasuna se lleva algó más bonito por mucho que ahora seguramente no se aprecie o se valore: todo el cariño y admiración de los aficionados osasunistas y no osasunistas, de Iruñea, Nafarroa y, por supuesto, Euskal Herria.

Un golpe de inicio

La pena de la primera parte fue que todo lo acontecido en la previa a esta gran final se vio eclipsado por un mal planteamiento rojillo. Debido a la lesión de Nacho Vidal, Jagoba Arrasate tuvo que reforzar la banda derecha, colocando a Jon Moncayola de lateral y Rubén Peña más adelantado para intentar frenar ese peligroso perfil zurdo del Real Madrid, con Vinícius Junior y Camavinga.

Pero el “experimento” no le salió acorde a lo trabajado con anterioridad, porque en el minuto 2 de partido Vinícius se fue, precisamente, de Moncayola y de Peña, para cederle la pelota a Rodrygo, que marcó el 1-0 de la final copera.

Duro golpe a las primeras de cambio. Pero Osasuna ya ha demostrado en muchísimas ocasiones que no se rinde. Dos centros seguidos por la derecha de Peña terminaron con sendos cabezazos de Budimir y Aimar Oroz a las manos de Courtois. Otro centro de Moncayola que remató Torró se fue fuera por poco y otra cesión de Moi Gómez por la izquierda lo cabeceó Budimir fuera.

Si el Real Madrid tiene algo es que es muy rápido en las contras, y en una de esas a punto estuvo de marcar el segundo. Herrera tuvo que realizar un paradón a Benzema tras una jugada de Vinícius.

Abde también tuvo una de las mejores ocasiones al quedarse solo ante el guardameta del conjunto blanco, pero Carvajal sacó el balón en la línea.

Pasada la media hora, el larguero rojillo evitó el que hubiera sido un golazo de Alaba con un misil en un saque de falta directo desde bien lejos.

A partir de ahí el juego se calentó y se enredó en exceso. Vinícius, que lo mucho que tiene de talentoso lo pierde con sus formas y sus gestos dirigidos a sus rivales y a los aficionados, se dejó provocar por los rojillos -David García se las tuvo con él a pesar de tener ya una tarjeta amarilla- y Chimy Ávila se lo dejó bien claro cuando todos los jugadores se retiraban a vestuarios al recriminarle sus acciones.

Segunda parte con todo

La segunda parte comenzó rabiosa, con mucho ritmo, y las primeras aproximaciones fueron del Real Madrid. Sin embargo, Osasuna no se amilanó. Siguió jugando a lo suyo y Lucas Torró, uno de los pocos futbolistas que aún juegan con la camiseta metida por el pantalón, se desmelenó. El mediocentro se sacó un potente disparo al borde del área a botepronto para lograr el empate, que calentó aún más a los aficionados rojillos. El encendido de una bengala y la caída de una valla obligó a parar el encuentro unos pocos minutos.

Osasuna había hecho lo más difícil ante un equipo como el que tenía enfrente, pero sufrió otro golpe con el segundo gol de Rodrygo en el minuto 70 al aprovechar un rechace dentro del área tras una nueva jugada de Vinícius.

Jagoba Arrasate lo apostó todo al ataque con Chimy Ávila, Kike Barja, Rubén García, Kike García y Pablo Ibáñez, el héroe de semifinales, pero, a pesar de intentarlo hasta el final, el balón no entró y el sabor amargo de la derrota llegó.

Como diría el ya mencionado y admirado Michael Robinson, «me gusta Velázquez -sevillano, por cierto-: fue el primero en describir la derrota. Antes de él todos pintaban soldados gloriosos, ganadores, pero Velázquez dignificó la derrota y la muerte. Y no entro en la belleza de sus cuadros, sino en su significado». Ayer, esta plantilla, comandada por Arrasate, fue muy digna. El malogrado exjugador rojillo también admitió en vida que eligió fichar por Osasuna dejando el dinero a un lado para poder jugar sus últimos años en un lugar en el que se sintiera apreciado. Esta plantilla también será siempre recordada y muy querida. Zorionak!