¿Qué diagnóstico hacen de la situación en la ciudad?

Donostia se encuentra en una encrucijada histórica importantísima en la que se va a definir su futuro. Se ha dejado que crezca el interés privado de manera desbocada, y tiene que haber un equilibrio. Nos encontramos en un momento en el que Donostia tiene que decidir si su ciudadanía vuelve a tomar las riendas y el control de las grandes decisiones o si seguimos poniendo una alfombra roja para los intereses privados.

Hay temas ineludibles, la vivienda es uno de ellos.

Veo mucha resignación, en las instituciones y en la gente, se dice ‘Donostia siempre ha sido caro, qué le vamos a hacer’. Y no vale decir que es una ciudad bonita. También lo es Viena y el 70% de la población vive en vivienda protegida.

Tenemos un problema estructural, vemos la vivienda como una inversión y no como un derecho. Dicho esto, es legítimo que las familias utilicen activos inmobiliarios como herramienta de ahorro, su casa. Normalmente es el mayor activo que tenemos. Pero hay una gran diferencia entre eso y comprar una, dos u ocho casas para alquilar, o comprar una casa para convertirla en un AirBnB.

Hablando de turismo… ¿cómo se regula?

El turismo es una industria extractiva, y como tal, necesita de una alta regulación por parte de las instituciones. ¿Cómo se hace eso? Con una serie de tasas e impuestos que estén bien aplicados sobre la industria turística. Se tiene que diseñar en base a las necesidades de la ciudadanía, no en base a las necesidades de ciertas industrias. En Donostia hay un claro vector de presión, la hostelería, pero la mitad de los donostiarras cree que ya hemos tocado techo, dos tercios se sienten expulsados de sus espacios, y esto solo va a ir a peor, porque no hay un plan, no hay nadie al volante.

Defienden más carriles bicis y más caminar, pero cada vez que se habla de quitar un carril de coches cunde el pánico.

Es el miedo a lo desconocido, aunque ya no lo es tanto. Se sabe que el modelo funciona, que se vive mejor, que al comercio local le va mejor. Tenemos que convertir los parkings del centro en parkings de residentes, y poner parkings rotatorios nuevos en una zona de circunvalación, en Ibaeta, en Illunbe, en Miramón, y decirle a la gente que tendrá autobuses, tranvías, bicis de alquiler, para moverse por Donostia. En Pontevedra ha aumentado la población, porque la gente quiere vivir en una ciudad así.

En general, las encuestas no son halagüeñas para Elkarrekin Podemos. ¿Cómo lo ven?

En esta ciudad han ganado las elecciones muchos partidos diferentes, eso quiere decir que la ciudadanía donostiarra escucha, es crítica y reflexiona. Aspiro a gobernar, lo tengo clarísimo, si no no me hubiera metido. Imanol nunca sale a empatar un partido.

Los sondeos también auguran la victoria del PNV.

Una cosa que hace muy bien es el marketing y la comunicación, parece que son los mejores gestores. Pero el Ayuntamiento no es una empresa, es una institución pública en la que se ofrecen servicios para facilitar que la gente viva bien.

Tienen un socio muy fiel.

No deja de sorprenderme la actitud del PSE en Donostia. Se están autoanulando. Marisol Garmendia sale ahora con muchas propuestas efectistas, pero, ¿dónde ha estado los últimos ocho años? ¿Va a venir a salvarnos de sí misma?