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DE REOJO

Mendilibar como categoría


José Luis Mendilibar Etxebarria es un ciudadano vasco que acaba de proclamarse campeón de la Europe League de fútbol como entrenador del Sevilla FC, que lo contrató hace unos meses cuando el equipo hispalense estaba en zona de descenso. La hazaña de este pasado miércoles es que, además, ganó el título frente a la Roma de José Mourinho, un engreído traficante de sueños futbolísticos.

Desde hace semanas, la prensa deportiva española utiliza a Mendilibar como metáfora reduccionista. Su carácter, su orgullosa humildad, su propia biografía, hace que rompa los esquemas y que los prejuicios sean la inspiración más allá de cualquier objetividad. Lo tratan con una condescendencia abrumadora. No obstante, en estos meses que ha salvado al equipo del descenso y que, después de eliminar a grandes equipos europeos, ha ganado este título, ha lanzado nociones críticas sobre el propio fútbol. Me encantó cuando aseguró en rueda de prensa que no les pide a sus jugadores que sepan álgebra, sino que les plantea problemas de sumar y restar. ¿Se puede hacer una mayor moción a la totalidad a la moda de embadurnar de prosodia barata un juego tan sencillo como el fútbol? La consciencia de su rol es luminosa. Considera que llegó a ese puesto de casualidad, que nadie creía en él y que ahora, que es campeón, no tiene asegurada su continuidad porque, entre otras cosas, exige a los jugadores sin mirar su sueldo y viste con pantalón de chándal y polo del club. Es decir que es un obrero cualificado del fútbol, no un supuesto ingeniero que pierde títulos. Así que hoy Mendilibar es una categoría superior como persona y entrenador.