Futuro frente a pasado
Las recientes elecciones municipales y forales arrojan, entre otras, dos cuestiones sobre las que merece la pena reflexionar: la primera es el espectacular crecimiento de EH Bildu, siendo especialmente relevante su presencia y liderazgo en Iruña, Gasteiz y las Juntas Generales de Gipuzkoa, donde hay una significativa distancia con la segunda fuerza, el PNV.
La segunda es la preocupante abstención, que ha llegado al 40% y que muestra el llamativo desistimiento de nuestra sociedad en unas elecciones que curiosamente suelen ser altamente movilizadoras, porque en ellas se ve con más nitidez la importancia de elegir representantes políticos para mantener o cambiar el rumbo de las políticas publicas. Y cuidado, porque el alejamiento de la política por parte de la ciudadanía, además de ser un síntoma de la crisis del sistema democrático, es también el caldo de cultivo en el que se desarrolla la extrema derecha; una extrema derecha que ya está tocando también las puertas de nuestra casa.
La política vasca tiene que actuar con mayores dosis de credibilidad para recuperar la confianza de la gente. Pero, ¿ayuda a ello que los partidos políticos, especialmente los que no han ganado las elecciones, estén ya analizando cómo revalidar sus alianzas con el fin de repartirse el poder antes que hacer propósito de enmienda sobre las razones que les han llevado a perder la confianza de la ciudadanía? ¿Ayuda a la credibilidad política configurar alianzas contra natura con tal de impedir que EH Bildu gobierne? ¿Puede el PNV participar de este «cordón sanitario» contra EH Bildu en contra de la voluntad de la sociedad vasca? ¿Ayuda a la credibilidad de nuestras instituciones y nuestro autogobierno que quien tenga la llave de la gobernabilidad de la Diputación Foral de Gipuzkoa sea el presidente del PP y lo haga desde la calle Génova, aludiendo a «poner sus votos al servicio del constitucionalismo», tal como ellos lo entienden? ¿Un partido que gobierna con la extrema derecha y que tiene 3 junteros en Gipuzkoa arrebatará la posibilidad de Gobierno a quien tiene 22, ante un PNV dispuesto a aceptarlo sin rubor alguno?
Escuchar a la sociedad vasca es imprescindible a la hora de recuperar la confianza en la política. Y la sociedad vasca ha apostado por un partido como EH Bildu como fuerza emergente y de izquierdas y en la que muchas personas confiamos para cambiar el rumbo de la política. Porque las decisiones que toma se adoptan en y para Euskal Herria, mirando a los ojos de los vascos y vascas, no en los despachos de unos partidos en Madrid. Creo que EH Bildu es el partido que más ha cambiado en la sociedad vasca para parecerse a lo que hoy es y para que personas diferentes podamos confiar en él.
La alianza entre PNV y PSE-EE es una alianza que corresponde al pasado, creíble y comprensible para una situación extraordinaria o de emergencia que hoy ya no existe. Los retos que tenemos son colosales y lo son porque llevamos mucho tiempo gestionando políticas del pasado. El empresariado vasco avisa que estamos ante un apagón demográfico y no hay relevo generacional; hacen falta políticas de apoyo a la familia y de natalidad que tienen que ver mucho con las políticas fiscales; nuestra sociedad ha envejecido exponencialmente y ante ello tenemos un sistema precario de cuidados, no un modelo público innovador y de calidad que cuide a nuestra gente. La fiscalidad, las políticas sociales son de exclusiva gestión de las diputaciones y ayuntamientos. Ya llegamos tarde y aún seguimos apostando por fórmulas del pasado.
Por eso es necesario un cambio de rumbo, nuevas alianzas políticas en pro del progreso y la justicia social. Sobran los vetos y las miradas al pasado; necesitamos valentía para recuperar la emoción y la confianza en una política útil al servicio de nuestro pueblo.