El asco es un derecho
Temo que, en cualquier momento, también sea el asco declarado delito penal y, en consecuencia, pueda la ciudadanía ser acusada de delitos de asco y condenada a las penas que la justicia le imponga.
Y me preocupa porque, así como no odio ni deseo mal a nadie, bueno… a casi nadie, que tampoco hay que exagerar, lo que sí tengo es asco, mucho asco y, lo que es peor, lo tengo por arrobas, a mansalva. Son tantos mis ascos que enumerarlos me llevaría cien columnas y la imposibilidad de nombrarlos todos porque mi nómina de ascos es transatlántica, y los tengo en todas las notas y escalas, en do, en re, en mi-fa-sol, en blanco y en negro, al «baño maría», en prosa y en verso, ascos en todos los tamaños y medidas. Tengo asco a las cortes de marranos y a sus cortesanos, asco a sus fétidos tribunales, a sus vomitivos medios de manipulación, además de aversiones religiosas y aborrecimientos varios. También tengo grima y algún que otro repelús de vez en cuando.
En fin, que me preocupa que se judicialice el asco porque, lo reconozco y para que me entiendan, solo con el asco que les tengo a las esporrinas y los sociolistos navarros, me da para condena permanente y sin revisión que valga en el tribunal más considerado con mis náuseas.
(Preso politikoak aske)