GARA Euskal Herriko egunkaria

Blinken llega a una Arabia Saudí aliada, pero con agenda propia

El secretario de Estado de EEUU, Antony Blinken, busca reforzar la relación con su aliado saudí y que se sume al restablecimiento de lazos con Israel, sobre todo en un momento en el que Riad marca su propia agenda de intereses en la región, incluida la relación con Irán.

Blinken, con Mohamed bin Salman. (Amer HILABI | AFP)

Antony Blinken, secretario de Estado de EEUU, llegó a ayer a Riad en el segundo día de su visita a Arabia Saudí, después de reunirse la víspera en la ciudad costera de Yeda con el príncipe heredero y gobernante de facto en el país, Mohamed bin Salman.

Fuentes estadounidenses señalaron que abordaron, «en una conversación abierta y sincera» temas bilaterales y regionales, así como el asunto de los derechos humanos «de manera general y en relación con problemas específicos».

Aunque menciona regularmente el tema de los derechos humanos, en el que Riad presenta una oscura posición, Washington prioriza seguir estrechando lazos con su aliado, sobre todo en un momento en el que Arabia Saudí está marcando agenda propia en el escenario internacional.

EEUU agradeció especialmente el papel desempeñado por Arabia Saudí en la evacuación de cientos de diplomáticos extranjeros de Sudán, así como en el intento de lograr una paz duradera en Yemen. Hoy Blinken copresidirá con su homólogo saudí, Faisal bin Farhan, una reunión de la coalición de países que luchan contra el Estado Islámico. La visita del secretario de Estado estadounidense al reino llega en un momento clave en la región, con un juego cambiante de alianzas, incluido el acercamiento histórico entre Arabia Saudí y dos enemigos de EEUU, Irán y Siria.

RELACIONES CON ISRAEL

A la vez, Washington trata de convencer al régimen saudí para que se sume a la normalización de relaciones con Israel que han establecido ya Emiratos Árabes Unidos, Bahrein y Marruecos, a través de los Acuerdos de Abraham impulsados por Donald Trump y continuados por Joe Biden.

Riad, aunque de facto mantiene vínculos con el Estado sionista, de momento se resiste a sumarse a esta ruptura de décadas de consenso árabe que condicionaba el establecimiento de relaciones con Israel a la resolución de la cuestión palestina.

Blinken y Bin Salman acordaron «continuar el diálogo» sobre las relaciones con Israel, según fuentes estadounidenses, mientras EEUU trata de no perder el control con un régimen que plantea sus propios objetivos.

Casi a la vez que Blinken pisaba suelo saudí, Irán reabría, después de siete años, su Embajada en Riad. Y hace tres semanas, el presidente sirio, Bashar al-Assad, oficializó en la capital saudí su reconciliación con la Liga Árabe, para disgusto de Washington, que solo pudo tomar nota.