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DE REOJO

Brocheta de palabras


En esa tensión inútil que produce la descerebrada situación política en ese espacio imaginario que debe estar un poquito más a la izquierda que el PSOE y sus unicornios de papel de celofán, al descubrir que existe una especialidad médica que se llama urgenciología y que solicitan los urgenciólogos y urgenciólagas que conste así en los planes MIR, me han asaltado una plaga de palabras que no sé a ciencia cierta si están encadenadas, emborrachadas, libertas o simplemente me ha dado un bajón de azúcar y encuentro ejemplarizante y oportuno contarles esta absurda relación con ellas.

Lo cierto es que van saliendo como las cerezas, pero además me acabo de dar cuenta de que todas empiezan por la misma letra y su siguiente en el abecedario. Son palabras que cuando las escucho en la boca de ciertos personajes públicos, sea del periodismo, la política o los negocios, me producen una suerte de calambre mecánico que puede romperse con una interjección lanzada como una pedrada a los cristales de un tranvía. No existe una prioridad porque, además de sus enunciados, existen sus genomas ideológicos que son los que acaban afectando a los centros vitales y puede ocasionar una especie de metástasis sincopada. Duele. Pero ahí van: decente, decencia, digno, dignidad, democracia, democrático, derogar, derogación, deporte, deportista, demente, demencia, ética, equilibrio, equidistancia, etcétera. Esta última entra en la misma categoría, además de ser un magnífico broche para dejar abierta cualquier posibilidad de ampliar en un derroche de generosidad. Descanso. Ensayo. Desastre.