Raimundo FITERO
DE REOJO

Atentos al pajarito postelectoral

Si miro a Barcelona sin control previo, entro en un estado de apoplejía con síntomas de personalidad escindida. Si miro a Gasteiz me siento en una circunstancia intestinal irreparable, pero si levanto la cabeza y miro a Girona, entiendo las razones por las que me gusta tanto la butifarra blanca. Para poder sobrevivir a estas circunstanciales circunstancias, se necesita entender mejor lo que es el relativismo político cínico y la bancarización de la política. No hay un único sentido histórico, ni se pueden colocar en una estantería los pactos sin tener que ir variando las etiquetas que los sitúe en el tiempo.

Colocados en el amplio y ventilado limbo de la incongruencia y los tacos de cochinilla, la solución reside en jugar a todos los impulsos de la ludopatía institucional por si acaso existe alguna diosa, algún demonio o un chamán que nos sople la combinación perfecta, o de un premio o de una caja fuerte. Mientras tanto vamos a sufrir en un sonoro silencio la verborrea de Borja Mari y sus primos hermanos, con todo lo que conlleva el catecismo pardo-azulado que con fondos sin fin aportados por una gran parte del Ibex-35 van a poder colapsar el pensamiento, las ideas, los mensajes, las propuestas que no sean las que convierten en publicidad sinuosa las ofertas del neofascismo. Así que hay que ver cuidadosamente qué y quién sale en las fotos el día siguiente a las elecciones generales que entran ya en zona de movimientos sísmicos, porque no hay que insistir mucho, los negocios están por encima de los principios y los finales. Un alivio: el Glorioso Alavés está en primera división de penalti en el último segundo.