La realidad no se puede analizar por partes. No se puede contar que el capitalismo se mueve a sus anchas y considerar las tragedias humanas como cifras de un tanto por ciento. «La realidad es un todo en que todos los elementos han de entenderse como partes del mismo». La idea aparece ya en las primeras clases del marxismo. Lo que sucede es que se sigue mirando la vida desde el individualismo y así las injusticias del sistema permanecen como si nada. El jueves los vecinos de Buztintxuri, en Iruña, lograron parar el desahucio de una vivienda propiedad del fondo «buitre» Testa, una filial del todopoderoso Blackstone. No hace mucho un informe del sindicato ELA informaba de que en la CAV existían 70.000 viviendas vacías. Sin embargo, en el 2022 se duplicó el número de personas sin hogar y se produjeron 1.000 desahucios. Pero quizás lo más triste de este sinsentido inmobiliario sean los pequeños capitalistas de la propiedad privada. Según publicaba GARA, en la CAV, existen 1.765 propietarios con más de 5 casas y acumulan un total de 22.325 viviendas. ¿Consecuencias de esta realidad? pisos turísticos, pisos «patera», alquileres desorbitados, desahucios… Grandes o pequeños, conocidos o anónimos, negocio o avaricia, la cultura de la propiedad privada continúa siendo ese oscuro objeto del deseo.