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EDITORIALA

Un avance significativo hacia un alarde paritario


Por fin, tras 21 años, la corporación de Irun con el alcalde a la cabeza ha recibido en el balcón del Ayuntamiento a la compañía del alarde mixto. Los presentes vivieron el gesto con emoción y alegría, fue un momento muy conmovedor para las y los participantes en el alarde igualitario. Sin embargo, algunas de las fotos de la recepción no transmiten precisamente entusiasmo. Tal vez sea porque ahora se han visto obligados a acatar sugerencias que antes despreciaron. Lo cierto es que el recibimiento oficial al alarde mixto supone un avance significativo hacia la igualdad en las fiestas, algo que hasta hace poco parecía imposible.

No parece casual que el paso llegue precisamente cuando acaban de celebrarse unas elecciones municipales en las que José Antonio Santano ha renovado mandato, pero en las que las urnas también han reflejado cambios de fondo en el conjunto del eskualde. Es posible, asimismo, que las imágenes que se han hecho virales esta semana en las que un grupo de gente increpaba y acosaba a un grupo de chicas en la plaza San Juan también haya hecho reflexionar a más de uno. Una situación que resulta inaceptable desde todo punto de vista y que además ofrece una imagen terrorífica del pueblo.

Con todo, la de ayer fue una pequeña victoria de todas las personas que en estas dos décadas y media han sostenido la demanda de igualdad frente a los insultos y amenazas de los defensores del alarde discriminatorio. Han sido vanguardia de un pueblo y un país mejor, de unas fiestas mejores. Es justo recordar al movimiento feminista y a quienes se han ido sumando a lo que ahora parece de sentido común, pero que ha sufrido acoso y violencia por reivindicar la igualdad.

Aunque haya llegado tarde, el paso dado por el Ayuntamiento merece ser reconocido. No obstante, la vida sigue su curso y empuja otras transformaciones, como mostró ayer el alarde paritario rompiendo estereotipos de género, también en la figura de la cantinera. En cualquier caso, queda camino por recorrer hasta lograr que haya un único alarde público que promueva el derecho de todas las personas a participar en las fiestas en pie de igualdad.