Los drones tienen buena rima

Signos de la acumulación de tiempo y espacio, de vida, de experiencia y de frustraciones convertidas en poética de la desesperación a ritmo sincopado de batucada funeraria, se manifiestan en forma de desprecio a las estadísticas, a los resúmenes comprimidos de datos rebajados por dosis de té de matcha adelgazante y que se manifiesta en un rechazo casi paranoico de los encierros, sus formas y sus exégetas de pacotilla.

Los drones han sustituido a las tirolinas, eso es el progreso. Nos tomamos a cachondeo los drones y ahora sirven lo mismo para un trávelin que para arrasar un barrio entero con bombas aerotransportadas a distancias kilométricas. Pero no se olvide que drones tiene una magnífica rima que no vamos a usar para no desgastar más el argumento esencial. TVE dedica horas y horas a los sanfermines en campaña electoral incrustando sus tertulias políticas dentro del torrente ingente de tópicos, lo que nos hace sospechar más todavía de que el ente público es feudo de comandos de la extrema derecha bicéfala, aunque se permita algún gesto condescendiente menor para simular que son equidistantes.

Lo que se vio ayer día del santo, más que un encierro parecía una romería. Cuando se mandan por delante cabestros de dos metros de altura formando un muro de contención, los toritos japoneses probablemente teledirigidos desde los drones son una suerte de decorado móvil para los selfies que se hacen los supuestos corredores. Si se añaden las explicaciones de los supuestos entendidos en el set, la cosa entra en la insuficiencia. O en la rima.