Mikel ZUBIMENDI

Votar en tiempos perplejos

Así es el espíritu de la época que nos toca vivir: la incertidumbre es tal que ni siquiera se sabe lo que ocurrirá en una semana. Y a veces me parece que al personal le ha dado por vivir como si no hubiera un mañana. Que pase lo que tenga que pasar, que venga lo que tenga que venir, y si revienta todo, que reviente todo. ¿Qué pasará el 23 de julio? Que luego vendrá el 24. Hasta aquí las certezas.

Hubo un tiempo en el que se teorizó que el «factor tiempo» no contaba, como si no nos muriéramos, más o menos, a los 85 años y naciéramos a los 9 meses. Que el tiempo corra a favor o en contra, daba igual; porque si corría en contra todo había que hacerlo deprisa y si corría a favor, con toda la tranquilidad del mundo, pues no hay nada mejor que un tiempo aliado. Bueno, sí, matar el tiempo como forma de vida (política), y considerarlo como el crimen más común y legítimo de todos.

¿Habrá juego tras las elecciones? ¿Los números darán? Ojalá. Y si fuera que no, si PP y Vox arrasan y les dan las cuentas, lo que tengo claro es que son muy buenos manteniéndose en el poder por mucho tiempo. Mirando atrás, sin un factor X como el 11M o un caso de corrupción desparramada de por medio, no es fácil quitarlos de ahí. Y en el tiempo, quizá, el ciclo que se abra sea de una docena de años, o más. Basta mirar a Andalucía o a Madrid, que lo ganaron tras el Tamayazo de 2003 y no lo han vuelto a perder en 20 años.

Son las elecciones que son y se va a notar: el PSOE y el PP van a subir en Euskal Herria. Lo que dará la suma de las fuerzas soberanistas y el juego aritmético que podrán abrir es una incógnita. En ese sentido, los gallegos del BNG han proyectado una imagen seria, con finura, y, quizá, los catalanes de ERC, no tanto. Luego habrá que ver la resaca que deja el culebrón que han tenido Podemos y Sumar. Pinta mal y todos los partidos de izquierda van a pagar la cuenta, todos recibirán un Bizum. Parece que el PNV va a coger un aviso, serio; tras el de las autonómicas y las municipales, otro más. Mejor haría en interpretar el mensaje con humildad y no como algún burukide ha sugerido, con esa arrogante idea de «que dimita el pueblo».

¿Y EH Bildu? Todo indica que le va a ir bien, porcentualmente muy bien. Ha cogido buena txanpa aunque quizá no celebre con champán. Por sus números, razones de sobra tendrá; si la noche electoral le dará motivos de parranda, ya es otro afán.