Raimundo FITERO
DE REOJO

El tablero diabólico

En la Escuela de Diplomacia se deben enseñar artes medievales para enmarañar lo obvio. La geopolítica y la búsqueda de colonias de perretxikos pertenecen al mismo arcano. Sin haber pasado por el simulador de tortura oriental con bambú entre las uñas, es difícil comprender los tratados internacionales con reuniones multilaterales. Baste con detenerse un tiempo prudencial en la rueda de prensa posterior a la reunión celebrada tras ocho años de barbecho entre la UE y la Celac para entender que no se usa el mismo lenguaje, ni código ni frecuencia. Los países del Caribe, es un decir, miran a los nidos de cigüeñas que pueblan de manera perenne las conducciones eléctricas con una sorpresa lúdica. En cambio, los del Mercosur sienten una mayor solvencia, especialmente si se ponen a discutir de fútbol. Podríamos seguir hasta llegar a un conclusión confusa porque siempre aparece Nicaragua como disidente en casi todos los temas de mayor consenso propagandístico.

Pero si estás mirando al amigo del narco que se retira por lesión, es decir, una baja laboral fraudulenta además de una nueva mentira, lo que te queda como recurso antes de la hiperventilación es mirar al tablero diabólico que se acaba de electrocutar al reconocer el Estado de Israel la postura de Marruecos sobre el Sáhara y apoyarle, lo que sin apenas ya crema protectora solvente, el sistema general te provoca una súbita afección de hiperhidrosis que te empapa en sudor de manera incontrolable que parece imposible de cortar. Y con temperatura desértica, el sudor se hiela pensando en lo que puede suceder en caso de conflicto.