EDITORIALA

El reto de la vivienda exige realismo y voluntad

El acceso a la vivienda es un problema social de primer orden y demanda políticas públicas eficaces. Una reciente encuesta de Aztiker explicaba que la cifra de quienes consideran la vivienda como el principal problema en Araba, Bizkaia y Gipuzkoa ha subido del 5,5% al 7,7%, hasta situarse en cuarto lugar. En Hego Euskal Herria tres de cada cuatro personas cree que «la Administración debe intervenir para regular los precios de los alquileres». Según el último Deustobarómetro, la ciudadanía suspende a las instituciones por sus políticas de vivienda, con una nota de 3,8.

Realismo político es aplicar programas que funcionan y son más eficientes. En ese sentido, se ha demostrado que la regulación de los alquileres es una política sensata, viable y positiva. El informe «Impacto de la Ley 11/2020 en el mercado de alquiler», elaborado por el Observatori Metropolità de l’Habitatge de Barcelona (O-HB), ha demostrado que durante los meses de aplicación de esa Ley la reducción de los precios de los arriendos fue intensa en varios municipios de Barcelona. En el primer mes el precio medio de los alquileres experimentó un descenso notable en la capital (-7,7%) y en el resto de municipios donde se aplicó (-7,0%). En cambio, durante ese mismo periodo, los precios crecieron de forma clara (+4,1%) en los municipios que no estaban sujetos a la regulación.

La Ley catalana fue declarada inconstitucional por un recurso del PP. El Tribunal Constitucional español anuló varios puntos, incluido el mecanismo de control de rentas, con el argumento de que invadía competencias propias del Estado. Con el argumento opuesto -pero junto al PP-, el PNV pretende ahora recurrir la Ley estatal ante el TC. Mientras tanto, en base a las opciones que abre esa ley, diferentes municipios vascos han aprobando las mociones promovidas por Stop Desahucios para declararse zona tensionada. En Gipuzkoa ya lo han hecho Donostia, Errenteria, Eibar e Irun, y en septiembre vendrán muchos más. El PNV debe decidir si se une a EH Bildu, PSOE y Elkarrekin Podemos-IU para ayudar a solucionar un problema serio de la ciudadanía vasca o si prefiere mirar para otro lado. Si es realista o defiende otros intereses.