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EDITORIALA

Que los aspavientos negociadores no tapen el mandato, los retos ni los problemas de cada cual


Ya falta menos para que en Nafarroa se forme un Gobierno liderado por María Chivite y la legislatura comience a andar. Esta opción, deseada por la mayoría, solo se puede frustrar si la irresponsabilidad y el ventajismo se imponen a la cooperación y a la decencia. Desembocaría en nuevos comicios, una mayor incertidumbre y, seguramente, un resultado similar pero con otros riesgos. No es ni viable ni inteligente.

La semana ha sido profusa en declaraciones y presiones. Primero, Gero Bai elevaba el tono y dejaba caer la opción de no entrar en el Ejecutivo por el reparto de cargos que le proponía el PSN. Rompiendo ese esquema y anulando otras maniobras, Laura Aznal aclaró que EH Bildu está dispuesta a apoyar la investidura votando a favor si fuera necesario. En todo caso, sus bases deberían respaldarlo, pero parecen alineadas y confiadas. Más tarde, Contigo-Zurekin anunciaba un preacuerdo con el PSN en materia programática y de estructuras y puestos. Ambas fuerzas insisten en pactar a tres con Geroa Bai, para lo que el PSN enviaba una nueva oferta a los de Uxue Barkos.

Sin embargo, Geroa Bai -o al menos el PNV- seguía molesto por el tono del diálogo. Además de repensar estrategias y alianzas, los jelkides deberían abandonar ese enfado constante. Dan mala imagen. Tanto cuando tienen razones -probablemente en Nafarroa, donde el PSN actúa con chulería-, como cuando utilizan ese enfado para tapar incoherencias o su pésima gestión -Gipuzkoa es el caso más evidente-.

MEDIR PALABRAS Y GESTOS; CALCULAR APOYOS

Los gobiernos desgastan a las personas y sus relaciones. Uxue Barkos sufrió lo indecible con la parte de Podemos de su Ejecutivo, que implosionó en el último año de legislatura, anulando las opciones de reedición que podía tener aquella fórmula. Aunque de cara a la galería el Gobierno de Chivite ha aguantado mejor la compostura, no ha sido sencillo. La relación entre los grupos y los cargos no ha sido desenfadada. Eso se está viendo ahora, y dejará malas resacas.

En privado, tanto el entorno de Barkos como el de Chivite aceptan que el papel que ha jugado EH Bildu ha sido esencial para mantener el rumbo y la estabilidad. En ambos casos, admiten que tenían prejuicios que los soberanistas de izquierda han desmontado con trabajo, formación y honestidad. No obstante, los socios de gobierno a ambos lados de la Sakana siguen jugando a vetar a esa fuerza, ninguneando a la importante parte de la población que representa.

Si el PSN quiere jugar la carta del peso político para negociar, debe meter en esa ecuación a la coalición soberanista. Si Geroa Bai quiere ser exigente, debe contar con EH Bildu. Deben ser serios. Si el argumento son los votos, es la segunda fuerza de ese bloque, primera en Iruñea. Si es el programa, para sacarlo adelante la fuerza soberanista es indispensable.

LOS ÁRBOLES TRAS LOS QUE SE ESCONDE EL BOSQUE

Las capitales son un terreno importante en la política vasca, e Iruñea sin duda lo es. Cristina Ibarrola es la alcaldesa de la minoría, efecto perverso de la cobardía del PSN. La mayoría de su ciudad no la quiere.

Comenzó su mandato dando por buenas las encuestas que decían que Alberto Nuñez Feijóo iba a ser presidente gracias al apoyo de UPN, entre otros. Quiso dejar su impronta en sanfermines con más policías y prohibiendo actos culturales. Al mismo tiempo, publicitaba joyas en actos oficiales sin aclarar a cambio de qué. Contra toda lógica, pretende talar árboles centenarios para hacer un parking innecesario. Y lo más importante: Iruñea va camino de su quinto año sin aprobar los presupuestos. No solo es Iruñea, en Lizarra se acaba de ver, con la ikurriña, que no son capaces de respetar a una parte de su pueblo. La derecha sabe mandar, no sabe gobernar.