GARA Euskal Herriko egunkaria
DE REOJO

Mil millones


Hay cantidades inabarcables para los seres humanos de cualquier religión, ni ajustando los baremos a los principios máximos de la física cuántica. Mil millones de dólares es una cifra tan redonda, que ahoga. Si eso se aplica a las pocas semanas del estreno de una película en rosa, el efecto demoledor de tópicos se agranda hasta colocarnos ante un fenómeno sociopolítico imposible deglutir sin ayudas de aminoácidos externos.

El valor de las cosas, aquello de los necios que confunden valor y precio y un interminable soporte de axiomas, dichos y refranes nos alivian unos segundos de la calurosa realidad: en medio de este mundo tan convulso, la maquinaria del entretenimiento global es capaz de ofrecer estas mercancías de repercusión universal en momentos en los que la propia industria está pasando por momentos cruciales debido a la huelga de guionistas y actores y actrices que reclaman revisión de los convenios y los derechos tras la aparición de manera estructural de la inteligencia artificial, entre otros muchos supuestos avances tecnológicos que influyen directamente en todo lo que tiene que ver con lo audiovisual, tanto en sus maneras de producción como de difusión. Un asunto de mucho calado.

Pero sigo sin poder asimilar lo que significa una cantidad tan absorbente como mil millones de dólares de la recaudación declarada y contabilizada, porque seguro que existen otras cantidades más difíciles de detectar, como que la empresa que fabrica las Barbie va a entrar en Bolsa, que debe ser algo para poder contar mejor los miles de millones de dólares.