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DE REOJO

Un rotundo gesto político


Los pechos descubiertos de manera voluntaria y rotunda de Eva Amaral en medio de su concierto es uno de los gestos políticos más remarcables de la canícula. Fue en Aranda, tierra de cultura en manos de Vox, antes de presentar una canción titulada “Revolución”, y con una dedicatoria que no deja dudas: la libertad del cuerpo de las mujeres está más allá de coyunturas y remilgos. No fue un acto erótico ni dirigido a satisfacer las bajas pasiones de los machirulos, sino una reivindicación de la libertad de expresión, del cuerpo como campo de vindicación política. La libertad absoluta. Para enseñarlo, taparlo, compartirlo con quien se quiera, procrear, no hacerlo, sin que nadie lo convierta en basura ideológica.

Escribo lo anterior y rejuvenezco. Estas batallas parecían ganadas desde hace décadas, pero el retroceso moral de la caverna ultracatólica, que es la vitamina más usada por la extrema derecha española bicéfala en su camino hacia la oscuridad del blanco y negro tardofranquista: la censura de los cuerpos y de las ideas, se está normalizando de una manera absolutamente peligrosa. Por eso este gesto político adquiere, en estos precisos momentos, un rango histórico, una bandera de enganche, un simbolismo por encima de cualquier otra circunstancia, ya que es una suerte de grito inteligente que resuena: un ¡basta ya! cantado y coreado.

Las puertas del parlamento se están abriendo, se acaba la tregua, entramos en una fase que va a ser demoledora ya que las tropas reaccionarias van a usar todas sus artimañas en todos los procesos constitucionales. Y van a mentir más que nunca, aunque parezca difícil.