Koldo LANDALUZE
CRÍTICA: «VACACIONES SIN MAMÁ»

El recurso infalible del slapstick

Hace tres años, Ludovic Bernard dirigió el remake de la película argentina de Ariel Winograd “Mamá se fue de viaje” bajo el título “Mamá se va de viaje”. El propio Winograd participó en la escritura del guion de un remake que, por extensión, inspiraría a Santiago Segura la puesta en marcha de su personal gallina de los huevos de oro veraniegos iniciada con “Padre no hay más que uno”.

Ahora, Bernard ha querido exprimir al máximo los réditos que le reportó aquella película con un filme que continúa con los mismos parámetros y que se presenta, de manera un tanto velada, como una secuela de “Mamá se va de viaje”.

“Vacaciones sin mamá “ respeta al máximo y de manera pulcra todos los elementos asociados a las comedias familiares: aquí todo transita en torno a una troupe de chavales y su sufrido padre.

Todo funciona mediante accidentes, risas flojas y diálogos en los que nunca asoma un insulto o algo malsonante. El veterano Franck Dubosc, un habitual en los vodeviles del Estado francés, no requiere de excesivo esfuerzo interpretativo a la hora de gobernar la pista central de este circo en el que sus equilibristas siempre cuentan con la seguridad de una red.

Aquí no se trata de realizar triples saltos mortales, sino de pulsar la risa del espectador mediante los infalibles recursos del slapstick, aquellas piruetas, golpes y carreras que nacieron cuando el cine todavía no sabía hablar.

Escenificada en los hermosos paisajes naturales de la estación de esquí de Courchevel, esta película entrelaza una gran cantidad de gags y enredos amables que tienen como objetivo colocar en situaciones difíciles a su sufrido protagonista, para deleite de su prole de hijos y de un patio de butacas compartido por niños y adultos.