Raimundo FITERO
DE REOJO

Contra la dignidad

Luis Rubiales ha repetido en tono enfático cinco veces: «No voy a dimitir». Hasta llegar ahí, ha ido desgranando un relato machista, de extrema derecha, nefasto para la dignidad, fatal para el futbol español. Ha calificado todo el repudio unánime como un «asesinato social», ha amenazado con recurrir a los tribunales para defenderse de no se sabe de qué, pero sí a quién señala como sus enemigos y ha echado toda la mierda posible sobre Jennifer Hermoso, repitiendo de una manera soez que el «pico» fue consentido.

Una intervención ante una asamblea de la federación a la que no acudieron casi la mitad de los convocados. Usó su intervención asamblearia como gran acto de propaganda y defensa. Su estilo chulesco, amenazante, demagógico y colocando mensajes ultras como hablar de «falso feminismo», abocan a que los resortes institucionales intervengan de manera inmediata.

Es difícil hilar las frases sin soltar improperios, porque su equipo de comunicación había engañado a todos anunciando que dimitía. Ha preferido retar al gobierno para que lo cese o inhabilite utilizando las herramientas jurídicas a su alcance. Es una estrategia de confrontación. Un desiderátum. Esa pantomima de asamblea ha demostrado su falta de dignidad ya que estaban presentes sus tres hijas menores de edad a las que ha mencionado en referencia al feminismo. Algo inusitado. Y la reacción de los aplaudidores en los pasajes más recalcitrantes es digna de estudio. Anunciar que renovaba al entrenador Vilda y le subía el sueldo es un pasaje insuperable de pornografía mafiosa. No es fácil pasar página.