Alpecin volvió a demostrar que se mueve como pez en el agua en las etapas que finalizan al sprint. Sin Jasper Philipsen, fue Kaden Groves quien se encargó de dar el triunfo al conjunto belga en un recorrido de 185 kilómetros entre Andorra y Tarragona. La segunda victoria de gran importancia que sumó a su palmarés el ciclista australiano, después de entrar también primero en la quinta etapa del pasado Giro, que finalizó en Salerno.

«El equipo ha sabido controlar la fuga y gestionar nuestras energías. Al final, he podido remontar en los últimos 50 metros para meta, estaba confiado y ha sido un gran día. Espero que no sea mi última victoria», declaró el ganador.

Ciertamente, el aussie logró regular sus fuerzas ante un Juan Sebastián Molano que atacó demasiado pronto, a la vista de lo sucedido, y al que se le hizo muy largo el sprint que picaba hacia arriba cuando parecía que tenía todo a su favor, mientras que en tercera posición entró Edward Theuns (Lidl-Trek).

Un final bastante accidentado, con varias rotondas y curvas que convirtieron en peligrosa la llegada. Dos lanzadores -Marijn van den Berg (EF) y Edward Planckaert (Alpecin)- se comieron literalmente la última curva, pero la caída realmente peligrosa se produjo a falta de poco más de cuatro kilómetros de meta.

OKAMIKA, EN LA FUGA

Con un pelotón rodando a alta velocidad, un toque entre varios corredores desató el caos, con Santiago Buitrago (Bahrain), Kobe Goossens (Intermarché) y Bryan Coquard (Cofidis) como principales damnificados. El lance también provocó múltiples cortes en el grupo, si bien los principales favoritos a luchar por la victoria final en esta edición de la Vuelta entraron en el grupo cabecero.

Ander Okamika (Burgos BH) estuvo en la gran fuga del día, que se gestó prácticamente desde el banderazo inicial. El triatleta de Lekeitio estuvo acompañado de David González (Caja Rural) y Eduardo Sepúlveda (Lotto).

El trío de fugados no pudo obtener una ventaja lo suficientemente cuantiosa como para pensar en el triunfo individual -no consiguieron abrir brecha más allá de los dos minutos y medio-, aunque los dos puertos de tercera categoría en la última parte de esta etapa, considerada de media montaña, podían darles ciertas opciones.

No fue así porque el pelotón, comandado especialmente por Alpecin, no concedió ninguna alegría y los tuvo controlados en todo momento, permitiendo una distancia que no fuese peligrosa, pero tampoco neutralizándolos con mucha antelación, para impedir otras aventuras. Al menos, Sepúlveda logró enfundarse el maillot de la montaña, tras pasar primero por las dos cotas.