Itziar ZIGA
Escritora y feminista
JOPUNTUA

¿Ese «pringao» puede conmigo?

Coincidí con él en una empresa de vaciado de contenido: sí, he transitado por trabajos rarísimos. Aquel chavalote solo hablaba de fútbol, sus habilidades sociales eran inexistentes. A pesar de ser tan pringao, logró imponerse a cinco pedazo tías sobre la gelidez de la oficina un día de verano. Yo enfermé, igual tengo que agradecerle los tres días de baja, entonces era virgen de aire acondicionado. Qué fácil es ser el puto amo con tanta ventaja estructural. Esto nos lo tenemos que perdonar las mujeres a nosotras mismas tantas veces en la vida: ¡ese idiota me ha podido! Así funciona el patriarcado, señoras mías, bien que lo sabemos. Claro que no siempre ganan, y cada vez menos.

Imaginad al chavalote en su primer día de becario en una importante radio catalana. Nada más llegar, aterriza en la reunión matutina de la sección de deportes. La jefa reparte asuntos a cubrir entre su equipo de periodistas, todo urge, como siempre en un medio diario. Cuando están a punto de emprender la cotidiana desbandada, él, invisible hasta el momento, suelta, tan ufano en su masculinidad chunga aprendida: no me extraña que te agobies, qué te haya tocado deportes siendo mujer. Nuestro chavalote fue probablemente el becario más efímero de la historia de los becarios. La jefa de redacción solo bramó: no quiero volver a ver a este gilipollas. Corría el año 2000. Estos días, 19 solo hombres de las federaciones territoriales del fútbol españolizado dirimen desubicados cómo afrontar el imparable tsunami feminista. Hay algo precioso y grandioso en lo que estamos viviendo, también porque ya tenemos, ¡al fin!, a muchos hombres de nuestro lado.

Concluyo con la portentosa Ursula K. Le Guin. «Cuando las mujeres hablan verdaderamente lo hacen de forma subversiva, no pueden evitarlo: si estás por debajo, si te mantienen abajo, irrumpes, subviertes. Somos volcanes. Cuando las mujeres ofrecemos nuestra experiencia como nuestra verdad, como verdad humana, todos los mapas cambian. Hay nuevas montañas. Eso es lo que quiero: escucharlas entrar en erupción».