EDITORIALA

Los precios impactan en la calidad de la alimentación

A pesar de que la inflación parece estar más o menos bajo control en Hego Euskal Herria, el precio de los alimentos no deja de subir. Como causa se apunta a las malas cosechas, provocadas por unas condiciones atmosféricas adversas, algo que, por otra parte, será cada vez más habitual a causa de la emergencia climática en la que vivimos. Con todo, especialmente significativa ha sido la subida del aceite de oliva, que en el último año ha registrado un alza del 38%, una subida que se dispara al 227% en el caso de los aceites de mayor calidad.

Tras esta subida existen factores objetivos como el aumento de los costes de producción y una cosecha menor a la media de los últimos años. Sin embargo, se observa que más allá de esas variables existe también un importante movimiento especulativo que está influyendo en la dinámica del precio. Cada día que pasa sin llover aumenta la apuesta de los especuladores por que la cosecha de otoño sea menor a la del año pasado. Y esa presión es la que está haciendo subir la cotización del aceite este verano, que solamente en el último mes y medio se ha disparado un 15%. Estas presiones especulativas son cada vez más habituales debido a que las empresas que pujan en los mercados de las materias primas, tengan o no interés directo sobre las mismas, son más, más grandes y poderosas, lo que conlleva que los vaivenes en los precios sean cada vez más habituales. La ganancia especulativa no está tanto en el nivel que se alcanza como en la amplitud de los movimientos. Es el modelo de libre mercado en el que los especuladores se apropian de la parte del león de las ganancias, mientras los que pierden son los que se encuentran en los extremos de la cadena, los agricultores y los consumidores.

Ahora solo la lluvia frenará estos movimientos especulativos. Mientras tanto, el imparable alza del precio de los alimentos, ya sea por los insumos, las malas cosechas o las estructuras especulativas, golpea de manera inmisericorde a las familias con menos recursos y terminará por reducir la calidad de la alimentación general. Una razón más que suficiente para intervenir el precio de los alimentos.