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Traspunte


Las Artes Escénicas tienen palabras de uso y con significados muy específicos que no han trascendido al lenguaje popular. Es más, algunas se han perdido de manera irremediable, entre otras cosas porque, en teoría, son funciones que han desaparecido. En español y euskera. El uso del euskera en la parte técnica de los escenarios es algo que se encuentra en un estado de bastante debilidad. Se intentó hace años proporcionar a las ikastolas un mapa dibujado donde se señalaba los lugares o elementos del escenario. Desde telón hasta bambalinón, patas o foro.

Desconozco si hay planes para implementar estos conocimientos, cuando menos para los profesionales. Decía que hay funciones que se anuncian como desaparecidas, pero me temo que simplemente se han variado en su nominación o en la técnica empleada. Traspunte es casi un sinónimo de apuntador, aunque en los momentos gloriosos de compañías amplias y de repertorio existían las dos funciones y que se dedica a que no se pierda el ritmo de las representaciones, tanto en algunos movimientos de entradas y salidas, como de indicar los principios de las frases a los intérpretes más despistados.

Antes era un arte de invisibilidad e insonorización. Sabían dónde colocarse en cada escena para no ser vistos y decir el texto sin que nadie más que el afectado se enterase. Hoy en día actores y actrices de renombre actúan en el escenario con pinganillo, con alguien que por radio va diciéndole el texto desde una cabina cumpliendo las mismas funciones de antaño, con tecnología aplicada.