Una cadena humana convocada por Errausketaren Aurkako Mugimendua y apoyada por diversos colectivos, sindicatos y partidos, recorrió ayer la playa de La Concha para mostrar su rechazo a la incineradora de Zubieta y a los proyectos para instalar plantas de revalorización de residuos de la industria papelera en Bergara y de plásticos en Zumarraga.

Los participantes en la protesta, que partió de Alderdi Eder a las 11.00, a la vez que comenzaban las regatas de la Bandera de La Concha, desplegaron una pancarta de grandes dimensiones en la que se apreciaba una imagen de la bahía donostiarra con unas bolsas de basura en el centro entre las que aparecía la foto del alcalde, Eneko Goia.

Además, portaron letras con las que formaban el lema en euskara «Errausketarik ez» y carteles mostrando el rechazo a esta infraestructura.

La portavoz del movimiento antiincineración de Gipuzkoa, María Luisa Sánchez, señaló a los medios de comunicación poco antes de participar en la cadena humana que es «evidente la contaminación que genera en tierras, plantas y huevos» la incineradora de Zubieta, que lleva tres años en funcionamiento.

El movimiento antiincineración, al que han mostrado su apoyo colectivos ecologistas, sindicatos, y las formaciones políticas Ezker Anitza, Alternatiba, Berdeak Equo, Podemos y EH Bildu, «se ve obligado a dar continuidad» a esta marcha anual porque en Gipuzkoa «se está agravando el problema de los residuos», remarcó su portavoz.

Criticaron además que las «aguas contaminadas» de la regata de Arkaitzerreka «se envían al mar tras pasar por la depuradora de Loiola» y en la incineradora de Zubieta «no cesan las averías, accidentes e irregularidades».

Asimismo, advirtieron de que la puesta en marcha de la infraestructura tiene un «impacto negativo» en la recogida selectiva de Gipuzkoa, que en los últimos tres años ha pasado de 80 kilos por habitante a 75, mientras la fracción resto ha subido de 177 kilos a 184.

Donostia es la población con «peores datos» del territorio en cuanto a recogida selectiva, ya que ha bajado de 33 a 32 kilos por habitante, según los datos que facilitó.

«En vez de dar una solución ecológica» a la gestión de residuos industriales tras el cierre del vertedero de Zaldibar, las autoridades guipuzcoanas quieren «llenar el territorio de incineradoras de diferentes materias», lamentó.